El 3 a abril, se realizó en la sede de la Unión Industrial Argentina el seminario “Propuestas para la mejora del comercio y la competitividad portuaria argentina”, que contó con la presencia del Consejo de Cargadores (CC), integrado por todas las cámaras de exportadores, importadores y de servicios logísticos. El Puerto de Buenos Aires fue uno de los temas centrales de dicha mesa, con severas críticas a su funcionamiento.

En primer lugar, Costos: “cinco veces más caros que los demás puertos de la región, mover un contenedor de 40 pies (high cube), resulta entre 50% y 500% más caro que en la región”, dijeron. Resolución 502/2023, Derogación: “liberó de tarifas máximas y a partir de allí subieron los costos alrededor de un 30%.” Infraestructura: Obsoleta e ineficiente. Y demoras en la navegación de acceso que ralentizan el resto de las operaciones.
Solicitaron al gobierno “proceder a la licitación de las terminales, concretar las obras necesarias y retrotraer precios a 2023, para bajar costos y mejorar la competitividad.” Coincido con los empresarios en los problemas operativos del puerto, pero con el debido respeto que me merecen, porque conozco a la mayoría de ellos, encuentro una enorme contradicción en sus conclusiones, al solicitar un nuevo proceso licitatorio para un puerto que por sus condiciones geológicas y estructurales, no puede profundizar ni ensanchar sus accesos náuticos.
He publicado informes técnicos, con respaldo científico, realizados por destacados estudios de ingeniería, que evidencian el fin de la vida útil del puerto de Buenos Aires, como hub argentino de las cargas. El Estado Nacional no debería continuar invirtiendo cifras astronómicas en dragado, balizamiento, abrigos de muelles, accesos ferroviarios y terrestres, playas de estacionamiento, etc. Las dos últimas obras de infraestructura costaron USD 725 millones: Relleno de Dársena F (USD 75 millones) – Paseo del Bajo (USD 650 millones), y aun así, el puerto no deja de perder cargas y posicionamiento.

En 2027 finaliza la prórroga de concesiones a las terminales privadas. Por lo tanto, es importante poner en agenda pública la relocalización de las operaciones, las cargas y el empleo que se realizan en el puerto nacional, a los complejos portuarios de La Plata, y Zárate – Campana, hasta que se pueda concretar la construcción de un puerto de aguas profundas que devuelva a nuestro país la condición de escala terminal de las líneas navieras, que actualmente se está perdiendo frente a los puertos de la costa este sudamericana (Montevideo, Santos, Navegantes Paranaguá y Río Grande Do Sul).
En junio próximo, el Puerto de Buenos Aires cumple 445 años de vida. Significa un patrimonio cultural, inconmensurable para nuestro país. Manuel Belgrano y Juan José Castelli forman parte de un extenso listado de funcionarios ligados a los inicios de la patria que pasaron por este puerto. Merece entonces, un destino acorde grandeza de su historia.
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