Argentina identifica al menos 18 proyectos de cobre que podrían sumar más de US$15.000 millones en inversiones, según datos de la Secretaría de Minería y la Cámara Argentina de Empresas Mineras, pero, sin embargo, la inestabilidad macroeconómica y la falta de seguridad jurídica plantean dudas sobre la viabilidad de este desarrollo, aunque se estima que el país logrará superar (o igualar, en el peor de los casos) a las exportaciones chilenas de este mineral para el año 2050.

Desde el cierre de la mina La Alumbrera en 2018, las exportaciones de cobre en Argentina cayeron drásticamente, con apenas US$3 millones anuales y solo un proyecto en operación (en Jujuy).
Este escenario contrasta con Chile, su vecino en la Cordillera de los Andes, que exporta cobre por más de US$50.000 millones anuales, superando incluso al complejo agroexportador argentino, por lo tanto, de concretarse los proyectos más avanzados, el cobre podría convertirse en el principal mineral de exportación del país, con ingresos proyectados de más de US$55.000 millones anuales hacia 2050.
El impacto del RIGI y los proyectos en carpeta
Luis Lucero, secretario de Minería, anticipó que la próxima producción a gran escala comenzará en 2029, con el proyecto Josemaría, parte del clúster Vicuña, como punta de lanza.
Este emprendimiento, liderado por Lundin Mining y BHP, la mayor minera del mundo, aceleró su desarrollo tras la aprobación del Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), promovido por el presidente Javier Milei, que según fuentes de la empresa, los beneficios fiscales que otorga el RIGI prácticamente duplican la rentabilidad prevista del proyecto.

Otras iniciativas con potencial para sumarse al régimen incluyen Vicuña (Josemaría y Filo del Sol), Taca Taca (First Quantum, Salta), Pachón (Glencore, San Juan), Mara (Glencore, Catamarca) y San Jorge (Solway Investment + Aterra Capital, Mendoza).
Michael Mending, vicepresidente y gerente general de McEwen Copper, destacó que la confianza para invertir no depende únicamente de una ley: “Han habido muchas desilusiones en décadas anteriores, y recuperar esa confianza toma tiempo”, señaló, aunque valoró los avances en San Juan y la visión de la minería como política de Estado.
Barreras regulatorias y lecciones de Chile
El consejero legal Nicanor Berola, del estudio jurídico PAGBAM, consideró que el RIGI es un avance, pero advirtió que persisten barreras como las retenciones a la exportación, las regalías obligatorias hacia las provincias y la Ley de Glaciares, que desincentivan las inversiones e impiden el correcto desarrollo de la industria minera.
Sobre la comparación con Chile, Berola destacó la estabilidad macroeconómica, la libre disponibilidad de divisas, la infraestructura y una “cultura minera” que facilita el desarrollo: “Chile ha construido una red de proveedores de primer nivel y una comprensión social amplia del valor estratégico de la minería para el desarrollo”, explicó.

En el mismo sentido, Manuel Benítez, presidente de la Cámara de Proveedores Mineros y vicepresidente de Asuntos Públicos de Abrasilver, afirmó que “Argentina está en el mejor momento”, gracias al fortalecimiento de la seguridad jurídica derivada del RIGI, si bien reconoció que los plazos del régimen son ajustados, consideró que en dos o tres años podrían lograrse avances significativos clave.
Por lo tanto, de prolongarse el RIGI o lograr una profundización en las reformas económicas a gran escala, no caben dudas de que la Argentina podrá convertirse en una potencia minera a nivel regional, superando a líderes como Chile y Perú, complementando al sector hidrocarburífero, agropecuario y de servicios en la balanza exportadora de nuestro país, con el objetivo crucial de superar la cifra de $100.000 millones de dólares en ingresos, lo mínimo necesario para que nuestra economía crezca sosteniblemente y no entre en períodos de crisis cada 10 años.
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