Astrónomos identificaron una galaxia lejana que, hace 11.100 millones de años, ya tenía la misma estructura que la Vía Láctea tiene hoy: una espiral con una barra de gas y estrellas en el centro.
Lo sorprendente es que J0107a se formó casi al mismo tiempo que la Vía Láctea, pero ya mostraba la organización compleja que a nuestra galaxia le tomó miles de millones de años alcanzar.

Según datos del telescopio espacial James Webb y el radiotelescopio ALMA, publicados en Nature, J0107a era entonces más de diez veces más masiva que la Vía Láctea y tenía un ritmo de formación estelar 300 veces más alto.
“Es una galaxia monstruosa, con una cantidad de gas y una actividad estelar explosiva, muy por encima de lo que vemos hoy en día”, explicó Shuo Huang, del Observatorio Astronómico Nacional de Japón, autor principal del estudio.
Orden en el caos: una estructura inesperada para una época turbulenta
Durante los primeros millones de años del universo, las galaxias tenían formas irregulares, con abundante gas que alimentaba ciclos violentos de formación estelar. En ese contexto, una espiral con barra central tan bien definida como la de J0107a es un hallazgo inesperado.
“La mayoría de las galaxias tan activas en esa época estaban involucradas en fusiones o colisiones”, señaló Toshiki Saito, coautor del trabajo. “Pero J0107a no muestra señales de ese tipo de interacción”.
La barra central es una estructura lineal de estrellas y gas que atraviesa el núcleo de la galaxia. En el caso de J0107a, mide unos 50.000 años luz. En muchas galaxias espirales, incluidas el 60% de las observadas hoy, estas barras cumplen un papel clave: canalizan gas desde los brazos espirales hacia el centro galáctico, donde ese gas se condensa y da lugar a nubes moleculares que eventualmente forman nuevas estrellas.
Que una galaxia tan antigua ya posea una barra bien desarrollada implica que las estructuras galácticas complejas pueden haberse formado mucho antes de lo previsto. Hasta ahora, se creía que ese nivel de organización requería más tiempo de evolución.
Una ventana al origen de las galaxias espirales
El telescopio James Webb, diseñado precisamente para observar el universo temprano, ya ha revelado que las formas espirales surgieron antes de lo pensado. Sin embargo, la dinámica interna de estas galaxias masivas y jóvenes aún es poco comprendida.
“Este tipo de descubrimientos puede forzar una revisión de nuestras teorías sobre la formación de galaxias”, afirmó Huang.
J0107a se posiciona como uno de los ejemplos más tempranos conocidos de una galaxia espiral barrada. Su estudio abre nuevas preguntas sobre cómo evolucionaron las primeras estructuras cósmicas complejas y cómo se relacionan con las galaxias que hoy habitan el universo.
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