Sin definiciones en el corto plazo, el Pandur II asoma como un nuevo candidato para el Programa VCBR 8×8 del Ejército Argentino

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Al igual que el resto de Programas de reequipamiento de las Fuerzas Armadas, la dilatada incorporación de nuevos Vehículos de Combate Blindados a Rueda (VCBR) 8×8 para el Ejército Argentino continua sin definiciones. Si bien desde diversos ámbitos ministerial y castrenses se menciona que la propuesta NZLAV/M1126 Stryker es la elegida por diversos factores, la falta de una decisión oficial deja el espacio propicio para que otras alternativas sean evaluadas por las autoridades. Una de ellas, que viene generando interes a base de estudios prospectivos y de factibilidad, es la propuesta para equipar a las unidades blindadas con la familia de vehículos blindados 8×8 Pandur II.

Desarrollado originalmente por la empresa austriaca Steyr-Daimler-Puch Spezialfahrzeug GmbH (hoy parte de General Dynamic European Land Systems), el Pandur II se presenta como una completa familia de VCBR 8×8 (con versiones 6×6) que equipa a los Ejércitos de Indonesia, Filipinas, Portugal y la República Checa. Sobre este último operador debe realizarse la siguiente acotación, ya que, desde 2015, los derechos y licencia de fabricación del vehículo de combate blindado a rueda estan en posesión de la empresa local Tatra Defence Vehicle.

Al presente, en asociación con empresas israelíes, encargadas de la provisión de sistemas de sensores y torres de armamento, Tatra Defence Vehicle ofrece una amplia familia de versiones para usuarios internacionales. Por solo mencionar a las que equipan al Ejército de la República Checa, la cartera de defensa del país centroeuropeo indica que actualmente la fuerza dispone de variante de transporte de personal, de reconocimiento (con y sin radar), para ingenieros y para evacuación médica, por citar algunas.

Regresando a la situación del Programa VCBR del Ejército Argentino, a pesar de las declamaciones desde diversos ámbitos, que muestran su preferencia por el NZLAV y el M1126 Stryker, del cual se conoce la propuesta para adquirir un lote de vehículos neozelandeses destinados a generar la doctrina de empleo y uso, para, en un futuro, adquirir otro lote de segunda mano del Stryker, con opción de cofabricación de más unidades de forma local, la realidad muestra que no hay una definición oficial.

Al día de la fecha, similar situación que vive la Armada Argentina, la realidad del Ejército en términos de equipamiento es prácticamente la misma, viendo como los principales programa de reequipamiento e incorporación de capacidades se dilatan a la espera de “mejores tiempos” que nunca llegan. Así da cuenta la adquisición de nuevos helicópteros para la Dirección de Aviación, la cual requerirá más pronto que tarde la incorporación de una nueva plataforma, como otros proyectos aún en estudio como la capacidad antitanque de misiles guiados, defensa antiaérea de mayor alance y la necesaria actualización de los VCTP TAM, por solo citar unos pocos ejemplos. Más allá de las declamaciones oficiales, la interes en el corto plazo de las autoridades ministeriales, las cuales, junto al Poder Ejecutivo que integran, se posa en sus esfuerzos en involucrar a las FF.AA. en cuestiones de seguridad interior como la lucha contra el terrorismo, cuando ni el ejército, armada y la fuerza aérea estan en condiciones de cumplir siquiera con la misión principal.

La dilación en el Programa de selección de un nuevo VCBR para el Ejército Argentino, plagada de idas y vueltas, de candidatos que eran los favoritos y después pasaron a una menor consideración (como el 6×6 Guaraní), demora la incorporación de una capacidad que el país debería disponer desde hace décadas en sintonía con el resto de las fuerzas militares de la región.  

Actualmente, el Pandur II se suma a las propuestas presentadas por diversas empresas nacionales y del extranjero con el apoyo de sus gobiernos, como da cuenta las diversas propuestas presentadas por Israel, donde el VCBR de origen austriaco pero fabricado en República Checa, es una apuesta más que tiene sus defensores tanto fuera como dentro del Ejército Argentino, que señala que es una propuesta superadora a los ofrecido por el binomio NZLAV y M1126 Stryker.

Mientras se registran acercamientos entre la Argentina y República Checa, en términos de acuerdos de cooperación técnico-militar como los alcanzados a finales de junio pasado, resta saber si es puntapié inicial entre ambos países puede traccionar en dirección hacia una concreción del Programa VCBR del Ejército Argentino. O, como viene dan muestra la evidencia, seguir evaluando candidatos y propuesta de forma indefinida.

*Fotografías empleadas a modo de ilustración.

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