La presentación de una nueva Agencia Federal de Migraciones, con una “Policía de Migraciones”, dentro del Ministerio de Seguridad Nacional se inscribe dentro de la política de emulación o simplemente copia de las estructuras del Departamento de Homeland Security de los EE. UU, que viene desarrollando la actual ministra Bullrich. Esto es así pues sencillamente no somos comparables, no tenemos los mismos problemas y compromisos geopolíticos y menos aún económicos. Somos el 28 % de su territorio, el 14 % de su población y el 2,4 de su PBI, y fundamentalmente, en este caso en particular, no tenemos ni remotamente los problemas migratorios de la EE. UU.
Los casos de narcoterrorismo y trata de personas son categorías de delincuencia internacional que deben ser abordados con la Inteligencia y la Investigación Criminal Federal no con una eventual Policía Migratoria. Dicho esto, parecería, pues aún no se conocen los detalles de cómo se instrumentará, que esta agencia esta concebida en la idea de copiar, pero en una sola agencia, lo que en EE. UU. son el ICE (Inmigration and Customs Enforcement) y la USBP (United States Border Patrol) dos agencias que hacen tareas diferentes.
La primera se dedica, para resumirlo, en una palabra, a “cazar” inmigrantes en todo el país e iniciarles el proceso de deportación. La segunda ejerce la vigilancia a lo largo de toda la frontera, fundamentalmente con México y Canadá. Su tarea es impedir el ingreso de migrantes. Ambas dependen del departamento de Homeland Security.
Es muy importante entender a su vez que este departamento no es de Seguridad Nacional sino esta abocado exclusivamente a la Seguridad Pública Federal dentro de los EE. UU., de ahí lo de Homeland. Por otro lado, la anunciada Agencia Federal de Migraciones que reemplazaría a la Dirección General de Migraciones se desconoce por quien estará integrada.
Si lo que ha trascendido es cierto lo sería con los agentes de migraciones actuales, que son civiles no armados, y efectivos de las diferentes fuerzas de seguridad (GNA, PNA y PSA) que serían capacitados a tales fines y que responderían a un “Comando Unificado” pero sin dejar de depender de las respectivas fuerzas. Nuestro país, dada su situación fiscal, no está en condiciones de seguir creando agencias, fuerzas y policías en un país con 24 policías provinciales y cinco fuerzas federales, algo único en el mundo.
En 2025, sumando Nación y provincias, el gasto en Seguridad podría superar los 5 billones de pesos. Lo cual comparado con la cantidad de habitantes nos da que en nuestro país se gastan en Seguridad 108.000 mil pesos por habitante/año.
El presupuesto total de la Administración Nacional para 2026 se estima en $146.564.832,3 millones, equivalente al 14,2% del PIB, con un aumento del 20,8% frente a 2025. El mensaje oficial para 2026 confirma que se busca recuperar capacidades en seguridad interior y defensa nacional, dentro de un marco de equilibrio fiscal.
El Ministerio de Seguridad Nacional recibirá $7.394.295 millones en 2026, lo que representa un incremento del 13,5% respecto de 2025. Como dato a destacar, se prevé un incremento del 84% en partidas para lucha contra el narcotráfico y continuidad del Plan 90/10 para reducir homicidios en zonas críticas. Dentro de la función Servicios de Defensa y Seguridad, la Seguridad Interior concentra la mayor parte: $3.386.272,5 millones.
La Dirección Nacional de Migraciones (DNM), la cual, según el Presupuesto 2026 remitido oportunamente al Congreso por el Poder Ejecutivo (PEN), constará de presupuesto de $181.140 millones. Según las planillas que contiene la ley de leyes, el Tesoro le transferirá a Migraciones $56.689 millones. La Dirección, a su vez cuenta con recursos propios por $120.640 millones. Además, cuenta con un crédito externo por $3.812 millones. Un galimatías difícil de entender y mas aún de ejecutar y ni hablar de operar.
EL gobierno se equivoca al querer copiar este tipo de agencias de EE. UU. Para el control de los pasos fronterizos habilitados, terrestres, fluviales, portuarios y aeroportuarios debe copiar, en todo caso, el proceso que llevó a la creación de la Agencia de Fronteras de Canadá que tenía un problema más parecido al nuestro y que atiende en forma integral la problemática de los pasos y no solo circunscripto al tema migraciones que es solo una parte del problema. Esta lógica solo se explica en la velada intención de crear una cuota de poder dentro del Estado Nacional pero no en beneficio de éste.
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