En medio de crecientes tensiones en el Mar Rojo, los hutíes han comenzado a profundizar sus lazos con otros grupos militantes, como al-Shabab o el Estado Islámico en Somalia. Occidente, puntualmente Estados Unidos, ha comenzado a observar de cerca la colaboración transfronteriza entre los hutíes de Yemen y el resto de otros grupos de Somalia, principalmente porque considera que estas cercanías redefinen poco a poco la dinámica geopolítica del Cuerno de África y el Golfo de Adén.

Históricamente, Yemen ha mantenido una relación estrecha con el Cuerno de África debido a su proximidad geográfica y a los lazos comerciales y culturales que han existido durante siglos. La importancia de Somalia dentro de esta estrategia ha sido evidente desde la creación del Foro de Cooperación de Sanaa en 2003, el involucramiento de Yemen en la crisis somalí de 2006-2007 y el flujo migratorio entre ambas regiones.
En tiempos recientes, Somalia ha facilitado el acceso de los hutíes a materiales y tecnología clave para la expansión de su arsenal bélico. Principalmente porque el tráfico de armas en el Mar Rojo es un elemento central en la cooperación entre los grupos. A pesar del embargo de armas impuesto a Yemen, actores como Irán han facilitado el suministro clandestino de armamento con el impulso de otros Estados regionales.
Somalia: un punto clave en el tráfico de armas y tecnología
Los hutíes han establecido lazos con el Estado Islámico en Somalia desde al menos 2021. Más que nada porque el comercio de armas en el Mar Rojo ha sido un factor determinante en el vínculo, facilitando el contrabando de armas pequeñas y otras tecnologías de guerra.
Efectivamente, la relación de los hutíes con actores no estatales somalíes, todos ellos bajo embargo de armas, ha evolucionado en la última década a través de traficantes o intermediarios de armas. Esto cobró cada vez más importancia a partir de 2016, cuando el grupo descubrió que podía reforzar su posición si tenía capacidad para actuar en el espacio marítimo de Yemen, ya fuera atacando buques o dedicándose al contrabando.

Con la expansión de la crisis en Gaza en 2023, los hutíes utilizaron su control sobre el Mar Rojo y el Golfo de Adén para presionar internacionalmente en favor de un alto el fuego, aunque su accionar en la región se profundizó. Hoy, la colaboración con grupos somalíes ha permitido a los hutíes acceder a equipamiento necesario para el desarrollo de su programa de drones y misiles, ampliando aún más su capacidad de guerra asimétrica.
Pero el apoyo viene desde antes, principalmente desde la admiración. Tal y como expresaron los periodistas Ibrahim Jalal y Adnan al-Jabarni, “los actores no estatales somalíes consideran que la posesión por parte de los hutíes de armas convencionales disruptivas y capacidades de drones es un alentador cambio de juego”.
El papel de Irán
Así como el comercio de armas en el Mar Rojo ha sido un factor determinante en los vínculos de ambos grupos, también lo ha sido para Irán y su forma de proyectarse en la región. Por ejemplo, a pesar del embargo de armas impuesto por las Naciones Unidas a Yemen, se confirmó que Irán ha suministrado armas a los hutíes.
Entre septiembre de 2015 y enero de 2023, buques de guerra de Estados Unidos, Arabia Saudí, Francia y Australia interceptaron 16 embarcaciones que transportaban aproximadamente 29.000 armas pequeñas y ligeras, 365 misiles guiados antitanque y 2,38 millones de cartuchos de munición con destino a Ansar Alá. En 2020, la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional concluyó que una parte de las armas suministradas por Irán a los hutíes terminaron en Somalia.
Si bien las relaciones de Irán con los países del Cuerno de África se han caracterizado por altibajos, después de 1989 comenzaron a intensificarse los esfuerzos por acercarse. A partir del apoyo a los líderes revolucionarios de países como Sudán, Somalia o Eritrea, (con el envío de armas o la presencia militar), Irán comenzó a romper su aislamiento internacional y ampliar las alianzas regionales, introduciendo nuevas formas de proyectar su alcance estratégico.
En paralelo, se cree que Irán ha mantenido contacto con Al Shabab, afiliado a Al Qaeda, y con el Estado Islámico en Somalia (EI), asociado al grupo Estado Islámico surgido en Irak y Siria en 2014, desde hace años. Y aunque aún no hay pruebas concretas de la participación directa de Irán en la vinculación de los hutíes con al-Shabab, informes de inteligencia sugieren que Teherán está en el epicentro de esta creciente red de cooperación.
Una alianza basada en intereses comunes
Las ramificaciones de la creciente colaboración entre los hutíes con Al Shabab o el EI de Somalía son múltiples, y sin duda impactan en el comercio marítimo mundial y la seguridad regional. Sin embargo, todas las partes tienen intereses comunes que, sin dudas, reconfiguran las relaciones y la dinámica del Cuerno de África, el sur del Mar Rojo y el Golfo de Adén.

Y aunque todos estos grupos tengan sus diferencias ideológicas, los unen objetivos compartidos: la hostilidad hacia Estados Unidos e Israel, una inclinación por la guerra asimétrica y una dependencia de economías ilícitas. El deseo común de ampliar su rivalidad contra Estados Unidos, Israel y los países africanos que apoyan a los estadounidenses (a los que consideran rivales o enemigos), explica bien la cohesión entre todos ellos.
Estados Unidos y la creciente preocupación internacional
La creciente colaboración entre los hutíes y al-Shabab en Somalía ha despertado la alarma a nivel internacional, más aún en Estados Unidos. En 2024, un informe estadounidense confirmó encuentros entre ambas facciones, y en febrero de 2025, Naciones Unidas reveló que representantes de los grupos se habían reunido al menos dos veces el año anterior en Somalia.
Para Estados Unidos, esta situación podría significar una nueva fuente de financiamiento para los hutíes y un acceso inédito a armamento avanzado para al-Shabab, lo que aumentaría el riesgo de ataques en la región. Además, la presencia de los hutíes en Somalia es un síntoma del compromiso de Irán en el Cuerno de África.

A través de esta cooperación, Washington cree que los hutíes no sólo fortalecerán sus cadenas de suministro, accederán a armamento más sofisticado y consolidarán su posición en Yemen y el Cuerno de África, sino que aumentarán la influencia de Irán sobre una de las rutas marítimas más estratégicas del mundo.
La transferencia de drones y misiles entre ambos grupos ha aumentado la percepción de amenaza desde Estados Unidos, porque el papel de Irán incrementa la capacidad de ataque y guerra asimétrica de estos grupos. La proliferación de aviones no tripulados también ha creado un entorno en el que los recursos occidentales pueden tener que reasignarse a otros lugares, planteando desafíos para la estabilidad regional.
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