China ha intensificado su proyección naval en el Indo-Pacífico mediante un nuevo despliegue del portaaviones CNS Liaoning, acompañado por destructores de gran capacidad ofensiva, en una maniobra que pone en entredicho el esquema de contención marítima diseñado por Estados Unidos y sus aliados. La acción se enmarca en la creciente competencia estratégica en Asia oriental y se produce mientras Washington también refuerza su presencia en la región con múltiples grupos de combate aeronavales.
Según informó el Estado Mayor Conjunto del Ministerio de Defensa de Japón, el Liaoning atravesó el martes el estrecho de Miyako —una de las principales rutas de acceso desde el mar de China Oriental al mar de Filipinas— y operó a solo ocho horas de navegación al sureste de la isla Miyako, territorio japonés. La travesía se realizó en aguas internacionales pero dentro de la zona económica exclusiva (ZEE) de Japón, lo que generó una respuesta de vigilancia activa por parte de la Fuerza Marítima de Autodefensa nipona, que desplegó medios navales y aéreos para monitorear al grupo de combate chino.
El portaaviones, que previamente fue avistado realizando ejercicios de despegue y aterrizaje en el mar de China Oriental entre el domingo y el lunes, realizó más de 90 operaciones con cazas J-15 y al menos 30 vuelos de helicópteros, consolidando su capacidad de proyección aérea sostenida. Junto al Liaoning navegaban el destructor tipo 055 CNS Nanchang y el tipo 052D CNS Qiqihar, buques con sistemas de radar y misiles avanzados, configurando un grupo de tareas con alta capacidad ofensiva y de defensa aérea.

Desde Beijing, la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Mao Ning, defendió el accionar chino señalando que las maniobras “se ajustan completamente al derecho internacional y las prácticas habituales” e instó a Japón a interpretar los movimientos “de forma objetiva y racional”.
Este nuevo despliegue se produce en un contexto de creciente tensión en el Pacífico occidental. Estados Unidos ha respondido posicionando simultáneamente dos de sus portaaviones: el USS Nimitz en el mar de China Meridional y el USS George Washington en las proximidades de Japón. Esta acción forma parte de la estrategia conocida como island chain strategy, donde se busca limitar la salida marítima de China mediante líneas defensivas sucesivas compuestas por aliados regionales, siendo la primera de ellas integrada por Japón, Taiwán y Filipinas.
La creciente presencia naval de China en puntos clave como el estrecho de Miyako o las inmediaciones de la isla Senkaku —reclamada por Beijing pero administrada por Japón— evidencia la intención del gobierno chino de erosionar el cerco estratégico estadounidense. Cabe recordar que, de acuerdo con el último informe del Pentágono, China posee actualmente la marina más numerosa del mundo en cuanto a número de cascos, con más de 370 buques y submarinos, incluyendo dos portaaviones en servicio activo, y un tercero en fase de pruebas.

En lo inmediato, no está confirmado si el Liaoning realizará ejercicios adicionales en aguas al este de Taiwán, isla autogobernada que China considera parte de su territorio. Sin embargo, el patrón de despliegue apunta a una estrategia sostenida de entrenamiento en escenarios de conflicto potencial.
Por su parte, el Ministerio de Defensa de Japón expresó preocupación por los riesgos de violación del espacio aéreo en el mar de China Oriental y el Pacífico, lo que motivó el despegue urgente de cazas de la Fuerza de Autodefensa Aérea para interceptar posibles incursiones. En respuesta, Pekín acusó a Tokio de hostigar de manera sistemática a sus aeronaves y buques, elevando el riesgo de incidentes graves.
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