En medio de incertidumbres estratégicas y desafíos de seguridad en el Indo-Pacífico, el gobierno de EE.UU. estaría evaluando la posible reducción de su contingente militar en Corea del Sur. La decisión no ha sido tomada, pero el debate ha generado preocupación entre altos mandos militares y aliados regionales.

Fuentes estadounidenses han señalado que la administración del presidente aún no tomará una decisión respecto al nivel de tropas en Corea del Sur. Más que nada, hasta que se tenga mayor claridad sobre el rumbo de la guerra en Ucrania y el futuro de la asistencia militar a Kiev.
Efectivamente, Estados Unidos posee múltiples prioridades simultáneas. Ello ha obligado al Pentágono a evaluar cómo redistribuir sus recursos sin comprometer su capacidad de disuasión en el Indo-Pacífico.
Opiniones encontradas
El general del ejército Xavier Brunson, comandante de las fuerzas estadounidenses en Corea del Sur, ha desaconsejado la reducción de tropas en el país, afirmando que la medida podría resultar “problemática”. Funcionarios estadounidenses coinciden, postulando que la posible retirada de tropas podría generar alarma en todo el Indo-Pacífico, afectando la estabilidad estratégica en una región marcada por crecientes tensiones con China y Corea del Norte.

El almirante Samuel Paparo, máximo comandante en la región, destacó ante la Comisión de las Fuerzas Armadas del Senado el pasado 10 de abril que disminuir las fuerzas estadounidenses en la península coreana “intrínsecamente reduciría nuestra capacidad de prevalecer en el conflicto”. Otros funcionarios, como el Subsecretario de Defensa para Política, Elbridge Colby, coinciden. “No estoy a favor de retirar fuerzas de Corea del Sur, como he expuesto repetidamente. Estoy a favor de remodelar las fuerzas estadounidenses en la República de Corea para que se centren en China mientras la República de Corea asume la gran carga de la defensa convencional contra la RPDC“, subrayó.
El mantenimiento de unas fuerzas estadounidenses suficientemente numerosas en Corea del Sur sigue siendo una de las principales preocupaciones. Algunos sectores en Washington consideran que la retirada de fuerzas de la península coreana no significaría necesariamente una pérdida de control en la región, especialmente si las tropas son reubicadas estratégicamente.
El papel de la presencia militar en la región
Desde hace décadas, la presencia militar de EE.UU. en Corea del Sur ha sido considerada un elemento disuasorio, necesario para prevenir un nuevo conflicto en la península coreana. Principalmente porque, además de Corea del Sur, Japón y Filipinas también dependen de la estrecha coordinación con las fuerzas armadas estadounidenses para garantizar su seguridad en una región cada vez más volátil.
El rol de Washington en el Indo-Pacífico se explica como una forma de contrapeso frente a las aspiraciones territoriales de China. La creciente presencia del gigante asiático ha llevado a que las tensiones en la región aumenten día a día.

En este contexto, el Pentágono ha trasladado más material militar a la región en los últimos años, incrementando también las maniobras multilaterales con sus aliados y desplegando nuevas unidades. La colaboración militar entre Washington y Seúl es un claro ejemplo, ya que garantiza la seguridad de la península y refuerza la postura estadounidense en el Indo-Pacífico
Retirar fuerzas de la península coreana pero mantenerlas en la región podría reducir las preocupaciones del Pentágono sobre una retirada. Guam se está convirtiendo en un centro crucial para las fuerzas del Pentágono, ya que está lo suficientemente cerca de posibles puntos calientes, pero es más difícil de alcanzar para las fuerzas chinas.
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