La entrada de Shahram Dabiri al país, exvicepresidente de asuntos parlamentarios de la República Islámica de Irán, es una llegada que incomoda fuertemente a la Argentina y que ya ha generado repercusiones al respecto. Hace aproximadamente un mes, se conoció que Shahram Dabiri ingresó a la República Argentina para vacacionar junto a su mujer, en el mes de marzo, con su visa en regla. Sin embargo, en los últimos días, la entrada del ex-funcionario iraní ha dado qué hablar y ha provocado repercusiones en la esfera política.
Maximiliano Ferraro, Diputado nacional y Presidente del bloque de la Coalición Cívica – ARI, apuntó fuertemente contra el Gobierno Nacional por permitir la entrada de Dabiri al país como turista, “ocultando su rol político”, y lo criticó categóricamente. Ferraro, consternado y preocupado por el tema, expresó que pudo confirmar esta información luego de su pedido de Acceso a la Información Pública, cuando Cancillería se lo ratificó, luego de que la noticia comenzara a circular por los principales medios de comunicación del territorio nacional. La información oficial se daría a conocer, a partir del Ministerio de Relaciones Exteriores, a cargo de Gerardo Werthein, ya que el Gobierno no se había expresado oficialmente al respecto hasta entonces.
Antecedentes
Shahram Dabiri fue identificado en la Patagonia argentina, a través de una foto en las redes sociales que subió su esposa, Sholeh Emami. Este ingreso puso en jaque el control de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). Se estima que en su ingreso al país, el iraní omitió su cargo como funcionario del gobierno. De hecho, se conoció que Dabiri dijo que era médico.
Tras su paso por la Argentina, Dabiri fue destituido de su cargo como vicepresidente de asuntos parlamentarios por el Presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, a raíz de estas lujosas vacaciones durante los festejos de Nowruz (Año Nuevo Persa), ante la orden de austeridad que el Gobierno le impuso a sus vicepresidentes, que ejercen la misma función que un ministro en la Argentina, por la dura crisis económica que está enfrentando el país.
En su ingreso a la Argentina, que era paso obligatorio para sus vacaciones en un crucero en la Antártida, se conoció que Dabiri y su mujer pasaron una revisión del Ministerio de Relaciones Exteriores, la Agencia de Seguridad Nacional y el Mossad. Según dio a conocer el medio Noticias Argentinas, en ninguna de las tres instancias de control se detectó que Dabiri formaba parte del gobierno iraní. Según informa la Secretaría de Relaciones Exteriores, Shahram solicitó una visa de turismo, ante la Sección Consular de la Embajada Argentina en la República Islámica de Irán y se presentó como médico, con pasaporte ordinario. En el informe elaborado por el Gobierno, a raíz del pedido de Ferraro, se sostuvo que “no se recibió por parte de la Cancillería iraní comunicación alguna sobre su visita, ni se invocó estatus diplomático u oficial”. Ello ya que se constató que el ex-funcionario no había comunicado oficialmente su viaje al régimen iraní. De hecho, Dabiri había declarado en un medio de comunicación iraní que durante los festejos de Nowruz “sólo iría a nuestra propia provincia, que es Azerbaiyán Oriental. No iría a otro lugar”.

El ingreso fue visto como una severa falla de los sistemas de seguridad y control migratorio de la Argentina. Por ello, a raíz de este hecho, el Gobierno anunció modificaciones en la estructura y el funcionamiento de la Secretaría de Intel Elcina del Estado. Las autoridades de la Secretaría, dirigida por Sergio Neiffert, buscan reestructurar y reorganizar los procesos y sistemas de control y seguridad de acceso al país. Uno de los cambios más relevantes es, sin dudas, la modificación de los formularios de obtención de visa argentina, a cargo de las embajadas y consulados del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto.
A partir de ahora, a raíz de lo sucedido, el formulario incluirá obligatoriamente aclarar si el visitante desempeña funciones públicas o se encuentra ocupando algún cargo en el ámbito de la administración pública. Además, se tomó la decisión de que la solicitud de los visados, que pueden ser precedentes de países peligrosos, no peligrosos o de los que no requieren visa, como así también de los que están a cargo de las embajadas y consulados, sean supervisados por las agencias de la SIDE, y se actualizó el listado de países peligrosos.
Los detalles de las repercusiones por el ingreso de Shahram Dabiri
El Diputado nacional, Maximiliano Ferraro, presentó un pedido de información pública para conocer y comprender por qué no hubo alertas sobre la presencia del ex-vicepresidente iraní en la Argentina, por lo que, sostiene que “Seguridad y Migraciones aún deben dar explicaciones”. Ferraro expresó, en sus redes sociales que “Shahram Dabiri Oskuel, ex vicepresidente de Asuntos Parlamentarios de Irán, ingresó al país con visa de turista. No se le preguntó si ocupaba un cargo público, y recién lo identificaron cuando lo echaron en Irán por el escándalo de su viaje”. Este último punto surge del pedido de información pública que el mismo Diputado solicitó, a partir de la pregunta acerca de si el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Argentina tomó conocimiento de la visita del funcionario antes, durante o después de su permanencia en el territorio argentino. Ante ello, el Gobierno respondió que “el Sr. Dabiri Oskouel omitió en todo momento declarar su condición de funcionario público como vicepresidente para asuntos parlamentarios. Su visita a nuestro país tomó público conocimiento al producirse el hecho de su remoción del cargo por parte del Presidente iraní”.
El principal argumento de Ferraro, compartido por otros legisladores y espacios políticos de la República, es la problemática que surge en torno a este ingreso. La entrada de Shahram Dabiri no es una más del montón. Cabe recordar que, la República Islámica de Irán fue declarada como un Estado terrorista por la Corte Suprema de la Justicia de la Nación (CSJN) y está apuntada por su presunta participación, colaboración y ayuda en el atentado terrorista a la Asociación Mutual Israleita Argentina (AMIA), en 1994, cuyo juicio aún no ha podido resolverse. De hecho, el último avance en la causa fue cuando la Cámara Federal de Casación determinó que la República Islámica de Irán ordenó la perpetración del atentado, el cual fue ejecutado por la organización armada de origen libanés, Hezbolá. Con la sanción de la Ley Nº27.784, que regula la figura del juicio en ausencia, finalmente los 10 iraníes implicados en el atentado podrían ser juzgados por la Justicia argentina.

Por todo ello, no se entiende cómo el ingreso de Dabiri, proveniente de una Nación observada fuertemente por la inteligencia y seguridad argentina desde 1994, pasó desapercibido ante los ojos de la SIDE y los organismos de control migratorio. “¿Cómo piensa el Gobierno proteger nuestras fronteras si no puede diferenciar un turista de un funcionario del régimen acusado de terrorismo en Argentina?” recalcó Ferraro, quien puso el tema en debate sobre la mesa nuevamente. De hecho, no se puede olvidar que los iraníes involucrados en el atentado de 1994 tienen pedido de captura internacional y están prófugos para la Justicia argentina, ante la cual nunca han comparecido. El argumento de Ferraro tiene un punto clave y es que el Gobierno argentino no debería no poder diferenciar un funcionario de un régimen acusado de perpetrar, financiar y apoyar el terrorismo en nuestro país, de un simple turista.
Además, cabe resaltar que la relación bilateral de la República Argentina con Irán está en tensión, a raíz del pedido de captura internacional contra el líder supremo del régimen, Alí Hoseiní Jamenei, emitido por la Justicia Federal, por su presunta participación en el atentado contra la AMIA. De hecho, el pedido de captura plantea que Jamenei había autorizado la planificación y ejecución del atentado terrorista, al ser la máxima autoridad del Estado iraní. Sin lugar a dudas, esto no fue bien recibido por Irán, quien calificó el accionar de la Justicia argentina como una grave violación del derecho internacional y un acto de confrontación política directa. Si a esta tensión latente, ahora se le suma el polémico ingreso del ex-vicepresidente del régimen, que provocó una crisis de seguridad e inteligencia a nivel interno en la Argentina y una polémica política en Irán, la relación bilateral entre ambas Naciones parece tensionarse y alejarse, cada vez más.
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