En su más reciente evaluación de amenazas globales, la Agencia de Inteligencia de la Defensa de Estados Unidos (DIA) advirtió sobre la creciente competencia por influencia política, económica y de seguridad que China y Rusia están desarrollando en América Latina. Según el informe presentado ante el Congreso, ambas potencias están intensificando su presencia en la región mediante inversiones estratégicas, acuerdos de cooperación militar y acciones diplomáticas destinadas a erosionar la posición histórica de Washington. Esta situación plantea desafíos significativos para la política exterior estadounidense y expone nuevas vulnerabilidades en el hemisferio occidental.
La proyección estratégica de China en América Latina
El informe destaca que China está profundizando sus lazos con países latinoamericanos mediante el fortalecimiento del comercio, el acceso a minerales críticos y la expansión de su influencia diplomática. Un ejemplo concreto fue la inauguración conjunta entre el presidente Xi Jinping y la presidenta peruana Dina Boluarte de un puerto de aguas profundas en Perú, diseñado para robustecer los vínculos comerciales con América del Sur. Asimismo, Pekín continúa intentando reducir la cantidad de aliados diplomáticos de Taiwán en la región.

En paralelo, China busca asegurar el libre tránsito de sus embarcaciones por el Canal de Panamá, considerado un punto estratégico clave para su economía. A través de contratos con empresas chinas para construir infraestructura adyacente, la nación asiática afianza su presencia sin desafiar abiertamente la neutralidad del canal, postura reafirmada por el gobierno panameño.
El reposicionamiento ruso y su ofensiva diplomática en el hemisferio
Rusia, por su parte, ha redoblado esfuerzos para captar apoyo regional en América Latina como parte de su estrategia para contrarrestar el respaldo occidental a Ucrania. En 2024, Moscú desplegó por primera vez desde la Guerra Fría un submarino nuclear en aguas cubanas, en una clara muestra de poder naval. A ello se suman múltiples encuentros bilaterales con gobiernos latinoamericanos y presiones económicas selectivas dirigidas a disminuir el respaldo regional a Kiev.
La DIA señala que tanto China como Rusia están utilizando estos vínculos para obtener beneficios tácticos más allá de lo comercial. En el caso de Rusia, el informe subraya que el Kremlin percibe a América Latina como un escenario adecuado para desafiar la hegemonía de Estados Unidos mediante presencia militar simbólica y diplomacia de oportunidad.

Cuba como plataforma de proyección extrarregional
El documento advierte que Cuba seguirá siendo un socio receptivo de los intentos de penetración geopolítica de potencias extrahemisféricas. En un contexto de deterioro socioeconómico interno, marcado por apagones, escasez de alimentos y medicamentos, y creciente tensión social, La Habana continúa abriéndose a la cooperación con China, Rusia e Irán. Esta dinámica, según la DIA, podría facilitar el establecimiento de nodos logísticos o de inteligencia en territorio cubano, lo que representa una preocupación de seguridad para Washington.
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