Pese a las mejoras en sus defensas antiaéreas, Moscú continúa siendo vulnerable a los ataques de drones ucranianos

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Una reciente oleada de drones ucranianos dejó al descubierto la vulnerabilidades de las defensas antiaéreas rusas que deben resguardar Moscú. Los vehículos aéreos no tripulados recorrieron centenares de kilómetros, impactando en infraestructura estratégica que se encuentra en las inmediaciones de la capital rusa.

El pasado 1 de septiembre, mas de 150 drones ucranianos se dirigieron a diversas ciudades rusas, incluidas Moscú, Tver, Voronezh, Tula, Kaluga, Bryansk, Belgorod, Lipetsk y Kursk. De acuerdo con lo informado por el Ministerio de Defensa Ruso, unos 158 vehículos aéreos no tripulados lanzados de Ucrania fueron derribados por las defensas antiaéreas. Sin embargo, diversos videos e imágenes viralizadas en redes sociales confirmaron que estaciones de energía y refinerías fueron impactadas por uno o varios drones.

Tal es el caso de la refinería de combustible de Kapotnya, localizada a tan solo 16 kilómetros del Kremlin. La mencionada instalación sufrió daños luego de que un drone ucraniano atravesara las defensas antiaéreas, ocasionando un incendio que logró ser contenido a las horas. El alcalde de Moscú, Sergey Sobyanin, informó que nueve drones fueron derribados en su camino hacia Moscú. “Otro drone derribado dañó un edificio de servicios públicos independiente en la refinería de petróleo de Moscú”, detalló el alcalde moscovita.

El masivo ataque ucraniano, que no se concentró en una sola ciudad, puso nuevamente a prueba a las defensas rusas. En el caso de Moscú, los drones demostraron la capacidad de penetrar el espacio aéreo protegido pese a la creciente presencia de medios desplegados por las Fuerzas Armadas locales.

Conforme a datos recabados por analistas de fuentes abiertas, la capital rusa no solo está protegida por al menos unas 22 baterías de los sistemas antiaéreos misilíticos S-300 y S-400 de mediano/largo alcance, sino que también se han reforzado los emplazamientos de defensa de punto equipados con Pantsir S1/S2. Pese a este paraguas defensivo, los vehículos aéreos no tripulados provenientes de Ucrania siguen siendo la principal herramienta de Kyiv para hostigar la infraestructura energética rusa.

Los drones de diseño propio han permitido a Ucrania llevar la guerra a la profundidad del territorio ruso, demostrando severas falencias en lo que se creía que era unos de los mejores sistemas de defensa antiaérea integrados. Explotando puntos débiles y la carencia de medios, los vehículos aéreos no tripulados han permitido a Kyiv sostener una campaña de degradación de la infraestructura militar y energética de Rusia. Lejos de las capacidades que pueden ofrecer los misiles balísticos Iskander o norcoreanos, así como los misiles crucero e hipersónicos utilizados por las Fuerzas Armadas rusas, Ucrania se las ha ingeniado para mantener cierta presión gracias al uso de drones.

El sistema S-400 es una de las principales herramientas de defensa antiaérea de Rusia. Foto: MinDef Rusia

La importancia de estos vehículos no tripulados gana relevancia si se tiene en cuenta que Kyiv aún no logra que sus aliados occidentales levanten la prohibición de utilizar su armamento contra objetivos militares en territorio ruso. Desde Ucrania se sostiene que, pese al esfuerzo de proveer medios defensivos, si no se ataca el origen de la capacidad ofensiva de Moscú, se continuará sufriendo las consecuencias del armamento ruso de largo alcance. Tal como sucedió hace unas horas en Járkov y Kyiv.

Imagen de portada: MinDef Rusia

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