La reforma, mejor sin foco

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M. Manav Gambhir González. Periodista y politólogo especializado en comunicación institucional y asuntos públicos.

Desde el inicio de la transición democrática las relaciones entre defensa y prensa se han ido naturalizando, con una tendencia aperturista generalizada por parte de las FAS que no siempre recogían los principales medios de comunicación de masas. Esa apertura gradual normalmente venía acompañada de cambios ministeriales o como respuesta a las necesidades de los comunicadores especializados y generalistas, que demandaban un estatus similar al de sus equivalentes en otros países. “Hay que entender que los tiempos de los medios de comunicación, sus requerimientos de información no son los mismos que los tiempos con los que se trabaja en la Administración. Nosotros debemos evitar las precipitaciones y dosificar la comunicación, dando una información veraz, real, exhaustiva y contrastada. Tenemos que ser capaces de gestionar bien nuestra agenda (marcar los tiempos) y no dejar que ésta sea marcada por los medios. Algo cada vez más difícil.”, describe un ex director de comunicación ministerial.

El foco de atención y las reformas no siempre han ido de la mano en el caso del Ministerio de Defensa, el perfil del líder y su carácter suele marcar el nivel de repercusión que se tiene en los medios. En España esencialmente han existido dos tipos de ministros/as de defensa en cuanto a su perfil mediático y político: alto y bajo. Existen muchas razones que pueden explicar los motivos para elegir a uno u otro perfil para un ministerio tan importante, pero en general “la política de Defensa los presidentes del gobierno suelen tratarla con perfil bajo porque se es consciente de lo importante que es, de hecho, suelen poner a pesos pesados ahí. La política de Defensa tiene un tinte diferente a las demás, es una política de estado, puedes meterte en muchos charcos, pero es muy difícil sacar cualquier tipo de rentabilidad electoral”, explica un ex alto cargo ministerial. Partiendo pues de que la base del ministerio y su relación con los medios depende en gran parte de la persona, la potencial repercusión de las FAS y sus reformas también.

Alto perfil

Cualquiera puede tener en mente los nombres de aquellos ministros/as que ejemplifican ambos paradigmas. Comenzando por los de perfil alto, algunos ejemplos pueden ser: Gutiérrez Mellado, Federico Trillo-Figueroa, José Bono, Carme Chacón o María Dolores de Cospedal. Todos tienen en común que en su momento eran baluartes en el seno de sus organizaciones políticas y tenían un alto perfil público. En este escenario, si bien todos ellos llevaron a los medios de comunicación a la sede del Ministerio de Defensa no todos derivaron esa repercusión en mejorar el perfil de las FFAA en la sociedad y publicitar las acciones de esta. En sus mandatos el control y la imagen eran muy marcados para, en ciertas ocasiones, desenfocarlo hacía la persona con acciones como un estricto control del mensaje más cercanas al marketing personal que a la comunicación sobre defensa.

Se puede traer el ejemplo de “Bono, que era un showman, tenía una gran experiencia en la política, venía de casi dos décadas dirigiendo una CCAA con poco protagonismo como Castilla la-Mancha y se movía muy bien entre bambalinas para sacar el máximo rendimiento a lo que tenía. El ambiente en aquella época era muy distendido, sobre todo viniendo del periodo anterior. Recuerdo estando en una visita a un campamento en el extranjero y ya no nos quedaban más preguntas que hacer, Bono lo percibió y soltó una burrada sobre la OTAN, nosotros evidentemente lo recogimos y la labor de las FAS en el extranjero ya era otra vez protagonista”, expone un veterano periodista especializado en defensa. Por otro lado, está el ejemplo de Chacón, cuyo recuerdo por parte de los medios y gestión fue “grabar ella misma sus entradillas y comunicaciones con las cámaras del ministerio, dejando de depender de las cámaras de los medios, se grababa y lo mandaba. Por un lado, facilitaba la edición de los informativos. pero en cuánto a la cobertura periodística evitaba que se pudiera preguntar y repreguntar, impidiéndonos hacer nuestro trabajo”, rememora otro prestigioso comunicador. La misma percepción de sobreexposición de Chacón se tuvo en el sector con respecto a Trillo “La super exposición de Trillo no benefició en nada a las fuerzas armadas, qué bien se hace a las FFAA si él como figura eclipsa a todo lo demás. Como, por ejemplo, el ponerse delante de una formación de militares que iban a partir hacia Afganistán, pero el foco de las cámaras se centra en el ministro difuminando a las tropas de fondo, ahí no se está ayudando en nada, al contrario, es una forma de minar su representación en beneficio político y personal, es un modelo que refleja el ministro y luego todo lo demás”, expone un destacado ex-DIRCOMDEF.

Bajo perfil

Si bien es cierto que la mayoría de presidentes decide poner a personas de gran relevancia al cargo del ministerio de la Defensa no siempre es así, algunos tienen un muy relativo perfil mediático como Julián García Vargas, Eduard Serra Rexach, José Antonio Alonso o Pedro Morenés. Estos líderes se caracterizaron por una visión más técnica del ministerio, con importantes reformas en el seno de las FAS, pero con reducida presencia en los medios de comunicación de masas. Dentro de estos ministros/as existen matices importantes en cada uno de ellos, pero también puntos en común como una visión general del Ministerio de Defensa como el gran ministerio de estado, sin grandes alardes y con una dirección firme y estable.

“La mayoría de estos ministros con un perfil más técnico fueron los más importantes en cuanto a modernización y adecuamiento de las fuerzas armadas a cada periodo. Para llevar a cabo reformas profundas es mejor no estar todos los días en los titulares de los medios, así siempre se realiza con una mayor suavidad y tienen más margen de mejora y cambio que si cualquier movimiento está al día siguiente en prime time”, explica un notable periodista especializado en asuntos del Ministerio de Defensa. Esto no quiere decir que todos los líderes con un perfil más bajo hayan sido unánimemente “mejores” y el mejor ejemplo está en aquel que quiso volver a los tiempos de oscurantismo y opacidad, motivo por el cual se creó la APDEF (Asociación de Periodistas de Defensa) para salvaguardar un acceso a los tres ejércitos mínimamente aceptable.

“El caso de José Antonio Alonso especial, se venía de una época donde el ministerio estaba prácticamente todos los días en los informativos y optó por cerrar la puerta, pensando erróneamente que así se protegía a la gente de la casa, pero un buen periodista si no entra por la puerta sabe entrar por la ventana y eso es mucho peor para la institución. Pero no fue solo eso, era un problema de base, no dejaban hacer nada y de repente llevaban a los periodistas al Líbano para recoger los cuerpos de seis paracaidistas fallecidos… Además, era una cuestión de sentirse damnificado con respecto a otros países y periodistas que nosotros veíamos que trabajaban codo con codo y podían hacer muchas más cosas mientras que nosotros no, estábamos mucho más limitados”, refleja un ex alto cargo del Ministerio de Defensa.

El proceso comunicativo con ministros/as de este cariz es muy diferente, cuando el líder es protagonista los medios se agolpan en las puertas del ministerio y llaman todo el día al gabinete de comunicación. Mientras que con un gestor de perfil bajo el sistema es diferente, solo acuden a las ruedas de prensa los medios y periodistas especializados y cuando hay alguna noticia relevante que transmitir es el propio gabinete de comunicación el que tiene que ir tras los medios para tener cobertura. Además, esa falta de protagonismo facilita que el ministerio se abra para con los periodistas y permite una mayor penetración en el núcleo de los cuarteles y campamentos militares en el exterior.

Existen excepciones en ambos tipos de líderes: ministros/as con un alto perfil político que llevaron a cabo importantísimas reformas en las FFAA como Narcís Serra o aquellos que, con un bajo perfil, no solo no mejoraron sino entorpecieron el papel del Ministerio en los medios y por lo tanto en la sociedad como la mencionada gestión Alonso. Sin embargo, pecando de generalizaciones, las mejores y más importantes reformas, así como una sobresaliente evaluación de los tres ejércitos de cara a la sociedad ha sido con cabezas ministeriales comedidas y sosegadas: la reforma, mejor sin foco.

M. Manav Gambhir González. Periodista y politólogo especializado en comunicación institucional y asuntos públicos.

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