En las últimas horas, la administración Biden habría dado una discreta autorización para que las Fuerzas Armadas de Ucrania comiencen a utilizar armamento estadounidense para realizar ataques dentro territorio ruso, a fin de aliviar al área de Járkov que está siendo fuertemente asediada por las tropas de las Fuerzas Terrestres. Se trata de un importante cambio en lo que hasta ahora eran limitaciones para la defensa ucraniana, que sólo debía utilizar la ayuda militar recibida dentro de su territorio.
La información es recogida por el medio estadounidense Político, que presenta el testimonio de un funcionario estadounidense que ha declarado en línea con lo anterior: “El presidente recientemente ordenó a su equipo que garantice que Ucrania pueda utilizar armas estadounidenses con fines de contraataque en Járkov, de modo que Ucrania pueda responder a las fuerzas rusas que los atacan o se preparan para atacarlos”.
El cambio de postura, que en cierto modo venía siendo anunciado por parte del gobierno norteamericano, respondería al pedido ucraniano de poseer mayor flexibilidad para el uso del armamento suministrado por los Estados Unidos para defenderse de lo que es una nueva ofensiva rusa que está teniendo avances considerables. En esa línea, la luz verde dada por la Casa Blanca permitirá a Ucrania derribar misiles y bombarderos rusos dentro de su propio territorio enemigo, a la vez que se permitirá atacar a aquellas tropas que estén en las cercanías de la frontera con la ciudad. Cabe aclarar que ello implicaría que los sistemas tales como los cohetes GMRLS empleados por los HIMARS y las baterías Patriot verían ampliados sus márgenes de maniobra y acción.
Sin embargo, cabe aclarar que esta luz verde no es ilimitada, en tanto las tropas ucranianas no podrán utilizar sistemas de misiles de largo alcance, tales como el ATACMS, para atacar blancos militares que no estén claramente involucrados en las operaciones militares rusas contra Járkov. El uso de sistemas tales como los drones suicidas para realizar incursiones en territorio ruso ya se vienen observando en el desarrollo del conflicto, pero su escasa efectividad estratégica, y en ocasiones sus efectos colaterales sobre infraestructura civil, ha despertado cuestionamientos de ciertos funcionarios estadounidenses que buscaron limitar el alcance de la decisión.
Por lo pronto, las cúpulas militares estadounidenses se han mostrado como defensoras de la medida, al igual que en días recientes lo han hecho funcionarios de Francia y el Reino Unido. Conscientes del empeoramiento de la situación en el frente, Francia ya había delineado un despliegue de instructores militares en territorio ucraniano, y en términos discursivos es quizá el país de Europa que mas ha abogado por un mayor involucramiento de los aliados en la cuestión.
Otros países como Alemania e Italia, temerosos de una escalada del conflicto, han seguido el camino contrario manifestando su profundo rechazo a la idea en cuestión. En un dialógo que mantuvo con ciudadanos alemanes el 26 de mayo, el canciller alemán Olaf Scholz decía que hay “reglas claras que se han acordado con Ucrania y que funcionan“, dando cuenta de su postura negativa. A ello ha de sumarse la siguiente declaración del ministro de exteriores italiano, Antonio Tajan: “Las decisiones de Kiev son las decisiones de Kiev. Pero no enviaremos militares italianos a Ucrania y los instrumentos militares enviados por Italia se utilizan dentro de Ucrania, trabajamos por la paz“.
*Imágenes utilizadas a modo ilustrativo.
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