Concretada la compra de los cazas F-16 para la Fuerza Aérea Argentina, otro de los programas de reequipamiento de largo aliento que necesita definición es la demorada adquisición de Vehículos de Combate Blindados a Rueda (VCBR) para el Ejército Argentino. Al día de la fecha, evaluando la realidad regional en este segmento a nivel regional, la fuerza es una de las pocas que no posee estas capacidades con las cuales dinamizar a su Fuerza de Despliegue Rápido. La adquisición demorada por espacio de décadas tiene la posibilidad de obtener una definición con la elección de una de las propuestas acercadas recientemente por diversos oferentes.
La firma de la Carta de Intención por VCBR 6×6 Iveco Guarani durante el año 2023 pareciera que sucedió hace una eternidad. En ese momento, parecía que el blindado fabricado en Brasil sería el ganador para el Programa VCBR del Ejército Argentino. Sin embargo, la falta de decisión política, como en el caso de los cazas, por parte de la gestión anterior, así como la delicada situación financiera argentina y la falta de garantías para financiar la compra, hicieron que la decisión se dilatara y que otros oferentes aparecieran nuevamente.
Esto último hace referencia a la propuesta reflotada por los Estados Unidos basada en el M1126 Stryker, que tuvo su origen hace varios años atrás cuando el Departamento de Estado autorizó la posible venta de 27 unidades más equipos asociados. Como se señaló, en vista del renovado alineamiento del Gobierno Nacional, EE.UU. reflotó la propuesta y ofreció de cara al futuro la posibilidad de expandir el número de unidades con opciones de producción local de varios de sus componentes.
Otra propuesta también es la de General Dynamics Land Systems a través de la Corporación Comercial de Canadá (CCC), la cual ofrece su familia de VCBR 8×8 basada en la familia LAV III. Aquí surge una cuestión con la posibilidad de incorporar una partida de unidades usadas provenientes de Nueva Zelanda a través de la versión NZLAV. Sin embargo, estas cuestiones tienen sus complejidades, ya que, si bien están basadas en la misma plataforma, los modelos mencionados poseen cadenas de suministro y logísticas diferentes.
Esto gana relevancia en vista de que el pedido del Ejército Argentino, según su requerimiento original, es por una familia de vehículos basados en la misma plataforma, con lo cual se abaratan costos de sostenimiento y mantenimiento al tener una sola cadena de suministros. Como sucede en esta clase de adquisición, muchas veces, el costo de adquisición solo representa 1/3 del total de la operación, si se toma globalmente el tiempo que estos sistemas, ya sea un blindado, avión o buque, prestan servicio por espacio de años o décadas.
Al día de la fecha, aún se aguarda la decisión del Ministerio de Defensa para conocer cuál será la propuesta ganadora de las acercadas recientemente. Sin embargo, un escenario debería ser evaluado en vista de la delicada situación económica y financiera, el cual es, en el caso de avanzar en la adquisición de un primer lote de VCBR, este no quede como testigo de la operación sin ser complementado posteriormente con nuevas tandas de material. Si bien la idea original del Ejército Argentino es la incorporación de la mencionada familia de vehículos a rueda, voces han expresado la preocupación de que esta situación pueda suceder en el caso de avanzar en la compra de alguno de los modelos elegidos por cuestiones internas de la conducción política, la cual no decida avanzar en la adquisición de más unidades a la espera de mejoras en la situación económica del país. En vista de pasadas adquisiciones y experiencias, no deja de ser un escenario factible que no debería volver a repetirse.
*Fotografías empleadas a modo de ilustración.
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