El Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (INDEC) publicó esta semana los datos oficiales sobre la pobreza y la indigencia en la Argentina, confirmando una baja histórica en estos índices que fue considerado por el Gobierno Nacional como un motivo de celebración; sin embargo, institutos privados de estadística, como el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la UCA, advirtieron que el “alivio social” está sobrerrepresentado. En un comunicado, el Ministerio de Capital Humano destacó que la cifra “es la más baja de los últimos 7 años, desde el primer semestre de 2018, cuando registró 27,3%” y agregó que “más de 6,2 millones de personas salieron de la pobreza en un año” a partir del 52,9% de pobreza que había en el promedio del primer semestre de 2024.
En este contexto, el Gobierno exhibe como logro la reducción de la pobreza al 31,6% en el primer semestre de 2025, más de 20 puntos menos que un año atrás. Pero ¿hay efectivamente menos pobreza, o simplemente menos precisión en su medición? Para el ODSA-UCA, la precisión del dato no es completamente correcta, ya que está “inflada” por cambios metodológicos, ingresos transitorios y canastas desactualizadas.
Los números del INDEC
Según el último informe del INDEC, la pobreza cayó del 52,9% al 31,6% en un año, mientras que la indigencia bajó del 18,1% al 6,9%. “El porcentaje de hogares por debajo de la línea de pobreza (LP) alcanzó el 24,1%; en ellos reside el 31,6% de las personas. Dentro de este conjunto, el 5,6% de los hogares están por debajo de la línea de indigencia (LI), que incluyen al 6,9% de las personas. Esto implica que por debajo de la LP se encuentran 9.451.018 personas, y por debajo de la LI son 2.051.984 personas indigentes”, reza el informe.
El organismo atribuye esta mejora a la desaceleración inflacionaria, el orden fiscal y el aumento de ingresos familiares, que crecieron 26,3% frente a una suba de 13,2% en la canasta alimentaria y 12,3% en la canasta total. “Dado que la incidencia de la pobreza y la indigencia resultan de la capacidad de los hogares de acceder a la canasta básica alimentaria (CBA) y a la canasta básica total (CBT) mediante sus ingresos monetarios, se observó que, con respecto al semestre anterior: en promedio, el ingreso total familiar aumentó 26,3%. Las canastas regionales promedio aumentaron 13,2% (CBA) y 12,3% (CBT)”, confirma la medición oficial.
Sobre los grupos de edad según condición de pobreza, el INDEC destaca que 45,4% de las personas de 0 a 14 años formaron parte de hogares bajo la línea de pobreza, mientras que en los grupos de 15 a 29 años y de 30 a 64 años fue de 37,0% y 27,7%, respectivamente. En la población de 65 años y más, el 10,8% de las personas se ubicó bajo la LP.
Con respecto a las regiones medidas, las mayores incidencias de la pobreza en personas se observaron en las regiones Noreste (NEA), 39,0%; y Cuyo, 33,8%. Las menores, por su parte, se registraron en las regiones Patagonia, 27,0%; y Pampeana, 30,5%. En los aglomerados de 500.000 y más habitantes se observó un descenso de la pobreza de 6,0 p.p., con respecto al segundo semestre de 2024. Mientras que en los aglomerados de menos de 500.000, la reducción fue de 8,8 p.p., entre los mismos períodos.
En resumen:
- 9,4 millones de personas viven bajo la línea de pobreza y 2 millones bajo la de indigencia
- La brecha de pobreza se mantiene en 37%, con ingresos promedio de $671.492 frente a una CBT de $1.065.691.
- El 45,4% de los niños de 0 a 14 años sigue siendo pobre.
- El Noreste y Cuyo son las regiones más pobres
¿Una mejora real o una ilusión estadística?
Desde el Observatorio de la UCA, el diagnóstico es más cauteloso. Si bien reconocen una mejora en los ingresos y una desaceleración de precios, advierten que la medición por ingresos en contextos de alta volatilidad tiende a ser menos precisa. Según el ODSA, la caída de la pobreza es real, pero su magnitud está sobrerrepresentada.
“Estas cifras implican una reducción significativa respecto del 52,9% y 18,1% registrados un año atrás […] Esta buena noticia debe interpretarse en el marco de un proceso de estabilización macroeconómica […] Este cambio en los precios relativos alivió el gasto de los hogares más vulnerables y favoreció una recuperación estadísticamente verificable en los indicadores de ingresos y pobreza frente a la crítica situación de finales de 2023 y comienzos de 2024. No obstante, es importante diferenciar entre el fenómeno de la pobreza y su instrumento de medición. En contextos de alta volatilidad, tanto por fuertes incrementos en los precios como ante la desaceleración inflacionaria, la medición de la pobreza por ingresos tiende a ser menos precisa”, señala la UCA. Concluye tal párrafo afirmando que “un análisis más cuidadoso de la serie estadística oficial sugiere que, aunque la caída de la pobreza es real, su magnitud se encuentra sobrerrepresentada”
Entre los factores que distorsionan el dato, señalan que existen cambios en el cuestionario de la Encuesta Permanente de Hogares que captan más ingresos laborales y no laborales y mejores registros en un contexto de menor inflación. En paralelo, subrayan que el uso de canastas básicas construidas sobre patrones de consumo de 2004-2005 no tienen actualización a la estructura de 2017-2018. Además, que la recomposición de tarifas y precios regulados no se reflejan adecuadamente en las canastas.
“Sin desconocer que se evidencian mejoras, corresponde advertir que los datos oficiales sobrerrepresentan la magnitud del alivio social. Para corregir parte de este sesgo en la evolución de los indicadores de pobreza, el INDEC debería acelerar la actualización de las canastas de referencia, evaluar el impacto de los cambios en los instrumentos de captación de ingresos y transparentar su efecto sobre las series históricas. Solo así se podrá contar con indicadores más consistentes que den cuenta de los logros, pero que también puedan representar más claramente la persistencia de problemas estructurales de inclusión económica, laboral y social en la Argentina”, concluye tajante el comunicado oficial de la UCA.
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