La Argentina domina uno de los grandes mercados agroexportadores, que es la esperanza de las exportaciones, ante el severo déficit de la balanza comercial; sin embargo, el protagonismo argentino en dicho mercado está en peligro, por la vasta oferta global y la creciente presencia de una de las grandes potencias del sistema internacional. La República Argentina, que históricamente ha dominado el mercado de harina de soja, hoy compite, de manera directa, con Estados Unidos por el protagonismo en este mercado.
De acuerdo a diversas estimaciones, Estados Unidos ha alcanzado máximos históricos en sus exportaciones de harina de soja. De hecho, su saldo exportable ha estado aumentando año tras año, agudizando la competencia con la Argentina. Entre enero y julio de este año, las exportaciones de harina de soja estadounidenses alcanzaron un récord para el período de 9Mt, lo que representa un 28% por encima del nivel medio del país, en la última década. De igual manera, Brasil también viene disputando mayor participación en este mercado del agro, debiendo enfrentar precios estructuralmente más bajos.

Sin embargo, a pesar de la competencia con Brasil y con la harina argentina, el mercado estadounidense de harina de soja está creciendo progresivamente campaña a campaña, durante los últimos años y su saldo exportable ha estado incrementándose, gracias a la expansión del crushing interno y el impulso de la industria de biocombustibles del país, que demanda aceite de soja. Precisamente, fue el aumento de la demanda interna de aceite de soja lo que produjo que, cada vez en mayor medida, se procesaran más toneladas de soja en Estados Unidos, sobre todo debido a la naturaleza de producción, dado que durante el proceso industrial, se obtiene una gran proporción de harina; de hecho, mucho más de harina, que de aceite. Según cifras oficiales, por cada tonelada de soja se producen 790 kilos de harina y 200 kilos de aceite. En este sentido, se espera que para la próxima campaña (2025/2026), el crushing crezca un 5% más, lo que, indudablemente, tendrá impacto en la producción y la oferta de harina de soja estadounidense, que aumenta a un ritmo considerablemente alto.

Probablemente, Estados Unidos llegue a completar esta campaña con un nuevo récord en los embarques de harina. Cabe resaltar que, el ciclo comercial de Estados Unidos corre desde septiembre hasta agosto del año siguiente. De acuerdo, al United States Department of Agriculture (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos), las exportaciones de harina de soja de la campaña 2024/2025 deberían alcanzar las 16,2 Mt (Metric Ton, en español tonelada métrica). A días de la finalización de la campaña, las exportaciones estadounidenses ya superan las 15,6 toneladas métricas y se avecina un nuevo récord, que pone en peligro el protagonismo argentino en este mercado, que no solo compite con el creciente saldo exportador de Estados Unidos sino también de Brasil.
La competencia de la Argentina y la necesidad de no perder protagonismo
De esta manera, un mercado que históricamente había sido dominado por la República Argentina hoy tiene una vasta oferta global y precios estructuralmente más bajos, con Estados Unidos y Brasil, entre otros, que buscan, cada vez, tener más participación en la dinámica de la Cadena Global de Valor (CGV) de la harina de soja y ser los nuevos protagonistas de este mercado global.
La mayor cantidad de la harina estadounidense, precisamente el 60% de las toneladas producidas, tiene como principal destino América Latina. Sin embargo, Estados Unidos comparte su otro principal socio con la Argentina: el Sudeste Asiático. De esta manera, el mercado asiático está integrado por la harina de soja argentina y estadounidense, en una competencia que cada vez crece más. A día de hoy, Estados Unidos exporta un 16% más que en 2015 y ha consolidado en Filipinas su principal socio comercial de la región.
En este sentido, es necesario destacar que Filipinas solía ser un gran comprador de la harina de soja argentina. Sin embargo, con el paso de los años y el avance estadounidense, se ha tomado la decisión de embarcar, sistemáticamente, menos toneladas de harina argentina. Mientras tanto, la presencia de Estados Unidos en el mercado filipino creció a niveles sostenidos, llegando a exportar, este año, un 30% más que en la última década. Mientras Estados Unidos ya exportó 1,6 Mt a Filipinas, la Argentina sólo logró embarcar 41.000 toneladas, este año, lo que representa una décima parte de lo usual.

No obstante, Vietnam sigue siendo el principal socio comercial de la agroindustria argentina y el primer destino de la harina de soja argentina, dentro de la región del Sudeste Asiático. En este sentido, Argentina tiene un considerable saldo exportador de harina de soja con Vietnam, año tras año. De hecho, en lo que va del 2025, ya se han embarcado, al menos, 2,5 Mt. Estados Unidos, por su parte, no ha logrado consolidarse en este mercado asiático, donde si bien tiene participación, su preponderancia es menor. Pese a ello, la Argentina debe prestar especial atención en este vínculo, debido a que en el reciente acuerdo comercial entre Estados Unidos, bajo el mando de Donald Trump, y Vietnam, con Lương Cường; el pais asiático, se comprometió a aumentar sus compras agrícolas estadounidenses.
En la región del Magreb, África del Norte, la harina de soja argentina, que dominaba el mercado agrícola, también está comenzando a perder, cada vez, más participación y protagonismo, en manos de Estados Unidos, quien sistemáticamente coloca, cada vez más, toneladas de harina y busca ganar terreno en este mercado global del agro, ante el excedente de harina de soja que tiene, como resultado de su naturaleza de producción, y la vasta oferta que se genera como consecuencia de ello. Mientras tanto, para la Argentina que, se enfrenta ante un severo déficit de la balanza comercial por la suba y el incremento récord de las importaciones, la participación en esta Cadena Global de Valor comienza a peligrar y a alertar a la agroindustria local, para la cual el mercado de la harina de soja no sólo es necesario e indispensable sino que representa la esperanza de las exportaciones argentinas para equilibrar la balanza comercial.
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