Recientes imágenes satelitales revelaron los daños que ha sufrido el segundo de los nuevos destructores de misiles de la Armada de Corea del Norte, accidente que ocurrió el pasado jueves. Los medios de comunicación estatales informaron que se ha iniciado una investigación oficial sobre el accidente, que Kim calificó de “acto criminal”.
Las imágenes recopiladas muestran el buque de guerra tumbado de costado, cubierto por grandes lonas azules en el astillero de Chongjin. Una parte del buque parece estar en tierra.

Ninguno de los informes mencionó víctimas o heridos. No obstante, la agencia de noticias oficial de Corea del Norte, KCNA, confirmó que los daños “no eran graves”. “El casco de estribor sufrió arañazos y una cierta cantidad de agua de mar entró en la sección de popa a través del canal de rescate”, detalló la agencia, restando importancia a los hechos.
Los detalles del incidente
si bien el incidente aún está por esclarecerse, el buque sufrió graves daños. Se estima que fue una fallida maniobra de botadura, ocurrida el pasado jueves. El suceso afectó al nuevo buque, no detallando las causas del incidente ni la magnitud de los daños sufridos en el casco. No obstante, las imágenes satelitales muestran que se encuentra parcialmente hundido y escorado.
Según reportes de la KCNA, el accidente ocurrió el 22 de mayo mientras se intentaba realizar el lanzamiento lateral del nuevo buque destructor. La maniobra resultó en el colapso estructural de la quilla del buque, comprometiendo su estabilidad y dejando a la nave escorada sobre el agua.

Automáticamente, la agencia responsabilizó al “comando inexperto” y a la “imprudencia operativa” por el siniestro. En paralelo, Kim Jong-un ordenó que la embarcación sea restaurada y declaró que la situación “derrumbó la dignidad y el respeto propio del Estado”.
Lo ocurrido se enmarca en un contexto en el cual la Armada de Corea del Norte se encuentra trabajando en la incorporación de nuevas unidades, en pos de cumplir con el programa de modernización y reforzar las capacidades de su flota de superficie. El objetivo central es poder enfrentar lo que Pyongyang califica como “la amenaza creciente liderada por Estados Unidos”.
Bajo este contexto es que el régimen de Kim Jong-un decidió avanzar con la construcción de una nueva serie de buques de construcción local y que cuenten con importantes mejoras tecnológicas respecto a unidades predecesoras. El buque accidentado sería el segundo de su clase tras la presentación del Choe Hyon, también de 5.000 toneladas, votado el pasado 27 de abril.
Repercusiones en Corea del Norte
Múltiples comentarios fueron realizados local e internacionalmente sobre el incidente, principalmente porque no es habitual que Corea del Norte divulgue públicamente este tipo de información. Según la KCNA, el director del astillero, Hong Kil Ho, ha sido convocado por las fuerzas del orden para ser interrogado.

Kim Jong Un, líder del país, se encontraba presente al momento de la fallida ceremonia. El propio Kim calificó el incidente como un “acto criminal”, atribuyéndolo al “descuido absoluto, irresponsabilidad y empirismo acientífico” de los responsables.
Además, añadió que los que cometieron estos “errores irresponsables” serán juzgados en una reunión plenaria el mes que viene. El incidente podría indicar tensiones internas dentro de la cadena de mando militar, considerando que se anunció una investigación oficial, con una estimación de 10 días para reparar los daños del destructor.
Sobre el destructor
En base a lo comunicado por el régimen norcoreano, el destructor de misiles guiados posee un desplazamiento aproximado de cinco mil toneladas, sin brindar mayores precisiones sobre las dimensiones del casco. En cuanto al diseño, y a pesar de su denominación de destructor, su desplazamiento informado lo situaría en el terreno de las fragatas multipropósito.
La designación elegida por la armada norcoreana respondería a las capacidades antiaéreas, antisuperficie y de ataque terrestre que poseería. Kim Jong-un afirmó que se prevé que entre en servicio a principios del próximo año.
Aunque su futuro permanece incierto hasta que se determine la magnitud de los daños, el destructor botado fallidamente denota el fuerte avance en las capacidades de construcción naval del país.
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