Después de años de inversión, investigación y desarrollo, y listándose la entrega y producción de los primeros ejemplares, el Ejército de los Estados Unidos (U.S. Army) ha decidido cancelar de forma intempestiva y sorpresiva el programa de tanques ligeros M10 Booker. La decisión fue dada a conocer por importantes funcionarios del Pentágono, en sintonía con los nuevos lineamientos fijados para el secretario de Defensa, Pete Hegseth, para con la fuerza, eliminando “gastos innecesarios”.

Concebido bajo el Programa Mobile Protected Firepower (MPF, Potencia de fuego móvil protegida), el M10 Booker fue desarrollado y diseñado como un vehículo de combate ligero y armado con un potente cañón de gran calibre para proporcionar protección a Equipos de Combate de Brigada (BCT) de infantería ligera.
Para muchos considerado como un “tanque ligero”, denominación que no era compartida por los encargados del programa y el Ejército de Estados Unidos, que simplemente lo denominaban un vehículo de combate. Más allá de esta situación, que era tomada hasta con cierto humor por la prensa especializada, la cancelación del programa ha tomado por sorpresa a buena parte del sector.
Antes del anuncio, confirmado por el Secretario del Ejército, Daniel Driscoll, el M10 ya había avanzado con su presentación oficial, siendo sometido a diversas pruebas en el terreno, mientras desde General Dynamics proseguían con la producción de los primeros ejemplares para equipar al Ejército de EE. UU. Inclusive, durante el mes de abril del año pasado, la 82.ª División Aerotransportada recibía los primeros tres ejemplares de serie para iniciar evaluaciones operativas.

Esto último no es un dato menor, ya que para el corriente año 2025, la fuerza había fijado entre sus objetivos el de equipar a su primera división con el nuevo vehículo de combate, y adjudicando como parte del proceso nuevos contratos de producción a General Dynamics.
Con estos antecedentes, días atrás, el Secretario de Defensa, Pete Hegseth, emitió un memo donde fue dejada clara la postura de la nueva administración republicana para con determinados programas y proyectos en curso del Ejército estadounidense. Más en detalle, en dicho documento impartió toda una serie de lineamientos para el Secretario del Ejército, por los cuales: “… implemente una estrategia integral de transformación, optimice la estructura de fuerzas, elimine el gasto innecesario, reforme el sistema de adquisiciones, modernice los contratos de defensa ineficientes y supere los intereses particulares para reconstruir nuestro Ejército, restaurar el ethos guerrero y restablecer la disuasión”.

Dentro de la revisión efectuada, fue decidido que el M10 Booker entraba dentro de la apreciación oficial, tomando la decisión de finalizar el programa de forma abrupta y sorpresiva.
De forma lacónica, con el anuncio de la cancelación y haciendo mención a si el Booker era o no un tanque ligero, Driscoll afirmó: “Ahora que lo estamos cancelando, puedes llamarlo como quieras”, tras consultas realizadas por la prensa. Añadiendo posteriormente que el enfoque del M10 estaba equivocado y que “… queríamos desarrollar un tanque pequeño, ágil, que pudiera realizar lanzamientos aéreos en lugares donde nuestros tanques regulares no pueden operar”.

A su vez, desde diversos medios señalaron que otra de las cuestiones que habrían provocado la caída en desgracia del programa fue que, a fin de cuentas, el Ejército incorporaba un nuevo tanque pesado, del orden de las 38 toneladas, y que no cumplía con los objetivos originales del programa. Además, deben listarse diversas cuestiones asociadas a los derechos de reparación y mantenimiento exclusivos fijados con General Dynamics, cuestión que alertó a la nueva administración, ya que estos trabajos podrían ser realizados por personal técnico de la fuerza. El resultado final era mayores costos asociados al programa y tiempos de espera más largos para que los tanques en reparación y mantenimiento vuelvan al servicio.
Por último, la cancelación abre una serie de interrogantes de cara al futuro. En primer lugar, qué se haría con los 80 M10 Booker que habrían sido entregados al Ejército de Estados Unidos; y, en segundo lugar, más allá de lo mencionado, si el gobierno de Estados Unidos, a modo de compensación a General Dynamics y empresas asociadas al desarrollo, permitiría que este vehículo de combate pudiera ser ofrecido para su exportación a aliados, teniendo en cuenta los amplios requerimientos globales de renovación de equipamiento militar.
Tal vez te interese Bell 505 Jet Ranger X, la apuesta de Bell Textron para reemplazar a los helicópteros UH-72 Lakota del Ejército de EE.UU.