El presidente Javier Milei oficializó los primeros cambios de peso en el Gabinete: desde el 10 de diciembre, Alejandra Monteoliva reemplazará a Patricia Bullrich al frente del Ministerio de Seguridad y el teniente general Carlos Alberto Presti dejará la jefatura del Estado Mayor del Ejército para asumir como ministro de Defensa. El recambio llega tras la elección de Bullrich y Luis Petri como senadora y diputado nacionales, pero en la Casa Rosada insisten en que no se trata de un simple enroque, sino de una apuesta a la “continuidad del rumbo” y al fin de la “demonización” de las Fuerzas Armadas.
En ese marco, Presti ya empezó a mostrarse como parte del núcleo político del Gobierno. Tras participar de la primera reunión de Gabinete junto a Milei y al jefe de Gabinete, Manuel Adorni, publicó un mensaje en X que funciona como una síntesis de la lectura castrense sobre esta etapa: “Primera reunión de Gabinete junto al Presidente Javier Milei, el Jefe de Gabinete Manuel Adorni y toda la conducción del Gobierno Nacional. Las Fuerzas Armadas son reconocidas en su labor y partícipes en la instrumentación del proyecto de país grande que impulsa este Presidente”.
El posteo marca un punto de inflexión: el jefe militar que ahora desembarcará en Defensa no solo reivindica a las Fuerzas Armadas como institución profesional, sino que las presenta explícitamente como actor central en la implementación del “proyecto de país” libertario. De parte de Seguridad, Monteoliva llega al cargo con el aval político directo de Bullrich. Desde junio de 2024 se desempeñaba como secretaria de Seguridad Nacional y era, en los hechos, la número dos del ministerio: coordinó despliegues, operativos federales y el diseño de la línea dura frente al narcotráfico y el crimen organizado que la propia Bullrich bautizó como “Doctrina Bullrich”.
Su llegada al sillón principal de Seguridad implica que la estrategia no cambiará de eje: se mantendrá el foco en la lucha frontal contra el narcotráfico, el refuerzo de las fuerzas federales en territorios críticos y la agenda de cooperación internacional en materia de crimen organizado transnacional. El recambio, en términos operativos, luce más como profundización que como giro.
Una dupla para consolidar el rumbo en Seguridad y Defensa
La señal que surge de ambos nombramientos es nítida: el Ejecutivo busca consolidar un bloque Seguridad–Defensa cohesionado, con conducción política alineada y fuerte influencia de perfiles con experiencia operativa. Monteoliva garantiza la continuidad de la doctrina Bullrich en seguridad interna; Presti encarna la apuesta a una Defensa con mayor protagonismo militar, en sintonía con el discurso oficial de terminar con la “culpabilización histórica” de las Fuerzas Armadas y reposicionarlas como vector de desarrollo y poder nacional.
En el corto plazo, el éxito de esta estrategia se medirá en dos tableros: puertas adentro, en la capacidad de ambos ministerios para ordenar sus estructuras y sostener los procesos de modernización ya iniciados; puertas afuera, en la forma en que este giro es leído por socios y aliados, desde Estados Unidos y Europa hasta los vecinos de la región. Por ahora, la foto de la primera reunión de gabinete con Presti en la mesa y la continuidad sin fisuras de la línea de Seguridad dejan claro el mensaje político de Milei de que el rumbo no cambia, sino que se profundiza.
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