Si bien la República Argentina está cerca de dar su mayor salto energético, desde los ferrocarriles, gracias a Vaca Muerta y el Gas Natural Licuado de los yacimientos nacionales, aún no puede consagrarse como potencia energética. Cabe preguntarse, por ende, qué es lo que le falta a la Argentina para convertirse como tal.
Actualmente, el país está ante una oportunidad única de escalada y crecimiento, que puede compararse incluso con la implementación del sistema ferroviario en el siglo XIX, que marcó un antes y un después en la historia económica nacional. De ser gestionada correctamente, esta oportunidad de crecimiento que se le presenta a la Nación Argentina, gracias al invaluable potencial de Vaca Muerta y el Gas Natural que radica allí, podría posicionar al país como una potencia energética en el mercado global y regional, sobre todo, considerando la transición energética a la que se está encaminada el mundo, donde el gas se presenta como el futuro energético.
Cabe recordar que, Vaca Muerta es una de las cinco reservas más grandes de GNL del planeta. Su potencial y capacidades, fortalecidas por medio de grandes inversiones extranjeras, pueden lograr que la Argentina consolide su rol como exportador de GNL, posicionándose fuertemente en las Cadenas Global de Valores (CGV). Los proyectos de desarrollo de un sistema de producción, capacidad y exportación de Gas Natural Licuado pueden contribuir, sustancialmente, a este fin.
Hoy en día, el mercado global del GNL está en plena expansión. De hecho, se estima que más de 48 países importan, actualmente, Gas Natural Licuado. Diversos son los mercados que se presentan atractivos para que la Argentina se posicione como un exportador estratégico de gas. Entre ellos, el mercado europeo, que busca diversificar sus proveedores de gas, desde el estallido de la guerra ruso-ucraniana, dado que Europa dependía, plenamente, del gas ruso. Por lo que, desde el 2022 busca nuevas fuentes de este y consolidar sus vínculos con socios comerciales energéticos, con capacidad de producción sostenida. A su vez, el mercado asiático también se presenta como una oportunidad estratégica para que la Argentina, dado las grandes demandas de gas que la región demanda. Sobre todo, a raíz de China, India, Japón y Corea del Sur, quienes se configuran como importadores netos de GNL.
¿Qué estiman las proyecciones?
Las proyecciones estiman que Vaca Muerta podría tener una capacidad de producción de alrededor de 88,4 millones de toneladas por año (MTPA), si se lograra completar y desarrollar la infraestructura necesaria y los proyectos en curso, impulsados, fuertemente, gracias al Régimen de Incentivos para las Grandes Inversiones (RIGI).
Ello podría generar que el país obtenga ingresos comprobables al total de las exportaciones agroindustriales actuales y duplique su PBI (Producto Bruto Interno) en una década, lo que permitirá posicionar a la Argentina como un proveedor energético regional y global.
Los proyectos en mente
El gran proyecto en mente de la Argentina, en materia de GNL, para impulsar sus capacidades y posicionarse como un exportador nato de gas, es el “Plan Argentina LNG”. Este Plan busca incentivar la exportación masiva del Gas Natural Licuado argentino y está integrado por firmas como Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), Pampa Energía, Harbour Energy y Golar LNG.
El proyecto contempla tres etapas principales, donde se prevé la instalación de dos unidades flotantes y la construcción de uno, o incluso dos, gasoductos. La primera etapa ya está en marcha e incluye la llegada de un barco licuefactor, Hilli Epiceyo, que facilitará la licuación del gas, mediante la infraestructura existente, aprovechando las instalaciones del gasoducto San Martín y otras conexiones vigentes.
Sin embargo, recientemente, Pan American Energy (PAE) planteó la necesidad de adquirir un segundo buque licuefactor (MK II), adicionalmente al Hilli Epiceyo, lo que exige, consecuentemente, la construcción de un gasoducto de alta capacidad (alrededor de 50 millones de metros cúbicos diarios) que la firma local está dispuesta a desarrollar, desembolsando una gran inversión. PAE considera que el Hilli Epiceyo no será suficiente para garantizar el cumplimiento de los objetivos. La estrategia contempla un desarrollo de las capacidades, de manera escalonada, mediante la instalación de barcazas licuefactoras, que permiten exportar GNL.
En las etapas posteriores, este megaproyecto contempla la incorporación de socios estratégicos internacionales, buscando potenciar las capacidades de producción y exportación de Vaca Muerta, tal como se evidencia en Argentina LNG 2 (YPF-Shell) y Argentina LNG 3 (YPF-ENI). Al respecto, la Presidenta del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni, junto al Presidente de la Argentina, Javier Milei, supervisaron la firma y adopción de esta etapa del acuerdo “Argentina GNL”, entre YPF y ENI. Por su parte, Argentina LNG 2 fue destacado como el mayor anuncio energético global del 2024, según el World Investment Report, realizado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo con datos del año pasado.
¿Qué es lo que le falta a la Argentina?
Las experiencias internacionales de países como Mozambique, por ejemplo, quien avanza con un megaproyecto de GNL, evidencian que con apoyo internacional, inversión extranjera directa y una estructura jurídica sólida, este tipo de desarrollos y proyectos energéticos resultan viables y provechosos, sobre todo a largo plazo, incluso en contextos y circunstancias desafiantes, como a las que se enfrenta la Argentina, cotidianamente.
La Argentina se enfrenta ante una oportunidad única para potenciar su economía local, siendo la magnitud de este desafío, comparable, a la que enfrentó el país en el año 1880, cuando apostó al desarrollo de los ferrocarriles, lo que le permitió modificar y transformar la matriz productiva nacional. El complejo energético argentino puede ser el nuevo motor de la economía nacional, ante la transición y revolución energética global.
A pesar de que Vaca Muerta tiene un valioso potencial, que, en parte, ya se ha comenzado a explotar y potenciar, se evidencia la necesidad de una política energética de Estado, que funcione como el motor final para potenciar el crecimiento argentino en este mercado y lograr que, a largo plazo, el país se convierta en una potencia energética. Además, hacen falta inversiones de largo plazo y mayores capacidades de ejecución. En este sentido, tomando de referencia, modelos y ejemplos internacionales en esta materia, la inversión estatal, más allá de las inversiones extranjeras directas (IED), resultaría clave para potenciar el valor y las capacidades de Vaca Muerta, que no deja de ser un interés estratégico nacional.
Esta oportunidad histórica requiere de una acción coordinada entre el Estado Nacional y las firmas extranjeras que intervienen cotidianamente en los yacimientos, la creación de una eficiente política de Estado, liderazgo político y visión a largo plazo, donde Vaca Muerta se convierta en una política estatal, que perdure y persista en el tiempo más allá de las diferentes administraciones gubernamentales de turno.
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