La diversificación del sector energético en Argentina podría ser la clave para el país: el litio, el oro y el cobre han comenzado a concentrar inversiones millonarias, apuntando a la minería como motor económico secundario. Empresarios locales ganan terreno en un sector históricamente dominado por multinacionales, y en un contexto económico tal vez estancado.

La minería, presente históricamente en la cadena productiva argentina, comenzó a emerger este 2025 como uno de los pocos sectores con capacidad de tracción económica del país. Con más de 60 proyectos activos y una proyección de inversiones que supera los 33.000 millones de dólares, el país busca consolidar al sector y convertirlo en uno igual de importante (o menos, quizás) que el agro y la energía.
Tendencias específicas
El litio lidera el impulso: se espera que su producción crezca un 77% en 2025, con 32 proyectos en marcha. Le siguen el cobre y el oro, con 18 y 5 proyectos respectivamente.
El sector ya representa el 5,8% de las exportaciones nacionales y genera más de 100.000 empleos, con provincias como Salta mostrando un crecimiento del 19% en el empleo minero. Y aunque muchos proyectos se encuentran aún en etapa de exploración o desarrollo, las inversiones proyectadas son significativas.

Empresarios argentinos están ganando protagonismo. Grupos como IRSA, Bemberg, Eurnekian y Exxel invierten en proyectos de oro, uranio y litio, en muchos casos asociados con firmas extranjeras. También se suman petroleras como YPF y Pluspetrol, que aprovechan su know-how técnico para incursionar en el litio.
El Grupo Eurnekian, por ejemplo, adquirió el 80% del proyecto de uranio Ivana, en Río Negro, con una inversión de 160 millones de dólares, y en cuanto al cobre, el Grupo Alberdi tomó participación en el Proyecto San Jorge, en Mendoza
Desafíos a considerar
Si bien el sector sigue dominado por capitales internacionales, diversas iniciativas nacionales han logrado que las empresas locales proyecten su capacidad de inversión en este tipo de proyectos. Tal y como fue mencionado anteriormente, empresas históricas de otros sectores o en otros proyectos han comenzado a volcarse a la minería.
El Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), por ejemplo, aparece como un punto de inflexión. Ofrece beneficios fiscales y cambiarios para proyectos superiores a los 200 millones de dólares y busca recuperar la confianza en la inversión.

No obstante, la Argentina también enfrenta complicaciones y desafíos en minería. La sobreoferta mundial de litio y cobre presiona los precios, mientras que el oro se fortalece como refugio ante la incertidumbre.
La clave, advierten analistas, será ofrecer contratos transparentes, trazabilidad ambiental y marcos legales estables. Sin eso, el país podría quedar al margen de las nuevas cadenas de suministro global. El país tiene la oportunidad de insertarse en el “nuevo orden geoeconómico”, aunque el impulso puede diluirse por falta de infraestructura, previsibilidad y planificación de largo plazo.
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