Pese al ajuste de controles en las fronteras del norte del país impulsado por el Gobierno nacional, la reciente suspensión de servicios en el cruce fluvial entre Aguas Blancas (Argentina) y Bermejo (Bolivia) generó incertidumbre y tensiones locales. Esta mañana, la Prefectura Naval Argentina (PNA) ordenó el cese de operaciones de servicios específicos que conectan ambas localidades.

La principal actividad afectada fue el de las chalanas, embarcaciones de fondo plano que sirven de transporte para cruzar el río; funcionan con motor y, en algunos casos, con palanca manual, y pueden transportar a peatones, bicicletas, motos y pequeñas cargas. La decisión de la PNA bloqueó también el uso de varios muelles.
Críticas e incertidumbre por la medida de la PNA
La decisión de la fuerza policial responde a irregularidades en la operación de cooperativas fluviales. Técnicamente, rompieron el convenio que regulaba el intercambio de cooperativas de ambos lados del río. Sin ese marco legal, las autoridades no encontraron respaldo para autorizar el cruce de chalanas.
La PNA bloqueó el uso de varios muelles e impidió el atraque de embarcaciones. Claramente, generó cierto caos en el puerto de Aguas Blancas, afectando a trabajadores, estudiantes y comerciantes que dependen de este servicio diario.

Los empresarios fluviales fueron de uno de los grupos que más se pronunciaron al respecto. La principal crítica fue atribuida a la falta de gestión diplomática, señalando que la proliferación de nuevas cooperativas sin regulación generó un vacío normativo.
Desde Bolivia, múltiples dirigentes acusaron a la Prefectura de tomar decisiones arbitrarias. Puntualmente, argumentaron cambios constantes en las habilitaciones de atracaderos, hechos que dificultan la planificación del trabajo y afectan la seguridad de los pasajeros.
Control fronterizo y medidas gubernamentales
La situación se enmarca en un contexto de endurecimiento de las políticas de control fronterizo en el norte argentino, con el gobierno priorizando un mayor seguimiento de los movimientos migratorios y comerciales. El cierre del cruce fluvial evidencia los desafíos de implementar restricciones sin afectar la movilidad habitual de los residentes fronterizos.

Principalmente, porque la suspensión del cruce fluvial ha llevado a muchos ciudadanos a buscar opciones alternativas. Algunos consideran utilizar pasos irregulares sin control, mientras que otros prefieren el puente internacional (aunque su ubicación más distante supone mayores tiempos de traslado).
La incertidumbre sobre la continuidad del servicio complica la actividad comercial. La tensión en la frontera demuestra que estos espacios fronterizos, por más que sean protagonistas de un despliegue militar, deben ser administrados correctamente para evitar que las decisiones afecten la economía y la forma de vida de quienes dependen de estos pasos estratégicos.
Te puede interesar: Pese a los nuevos controles fronterizos impulsados por el Ministerio de Seguridad, un nuevo conflicto surge con Chile