La industria pesquera argentina enfrenta altibajos, marcada por atrasos en el inicio de la zafra de langostinos, las amenazas de la pesca ilegal, las modificaciones en el régimen de la Marina Mercante y el paro general, entre otras. En una reciente entrevista, el presidente de la Fundación Latinoamericana de Sostenibilidad Pesquera (FULASP), Raúl Cereseto, destacó los principales factores que perfilan la crítica realidad.
Puntualmente, como la zafra de langostino no comenzó a tiempo, causó conmoción en la industria. Se trata de la primera vez en la historia de este sector productivo que sucede una situación de estas características.
Factores que llevaron a la crisis
Según Cereseto, la situación actual responde a una combinación de factores económicos y fiscales. Entre ellos se destacan los altos costos operativos, ya que pescar un kilo de langostino cuesta aproximadamente 6,50 dólares, mientras que el mercado internacional lo paga entre 5,50 y 5,70 dólares. Por otro lado, la presión fiscal genera que se mantengan los derechos de exportación del 9% sobre el precio de venta, sumado al aumento del 500% en los Derechos Únicos de Extracción.
Por último, la competencia del camarón de criadero. La producción mundial de Banamex, un camarón de cultivo, ha crecido exponencialmente pasando de 1 millón de toneladas a 5.5 millones en cinco años, lo que ha reducido el precio del langostino. “Lo cierto es que la flota está paralizada porque hoy pescar es más caro que vender”, subrayó.
Impacto en la competitividad
Cereseto destacó, en parte, que Argentina cuenta con un “producto superpremium salvaje de aguas cristalinas”, pero se extrae del mar “lo que se puede”. Por ello, el Gobierno de Chubut fue a pedir a Nación la apertura de prospección del langostino, ya que es una de las provincias afectadas por esta realidad.
Efectivamente, la paralización de la flota pesquera no solo afecta las exportaciones, sino también las economías locales. Ciudades como Puerto Madryn, Puerto Deseado y Mar del Plata dependen de la actividad pesquera para sostener el empleo y el comercio. Sin movimiento en los puertos, se ven afectados sectores como el transporte, el abastecimiento de insumos y el consumo en comercios.
Reclamos y falta de respuestas
En simultáneo, la situación económica es de las que más impacta negativamente. A pesar de los intentos de negociación entre empresarios y gremios, el Gobierno nacional no ha tomado medidas concretas para destrabar el conflicto.
“El planteo empresarial es una rebaja salarial del 30%. Es un montón, es durísimo. A nadie le agrada. Pero se agotaron todas las instancias y nadie respondió. No se puede trabajar”, subrayó el experto. En sus palabras, no hay interés para la prospección y se pierde la posibilidad de exportación y pesca, afectando seriamente a los trabajadores.
A grandes rasgos, la industria pesquera argentina enfrenta un dilema: adaptarse a las nuevas condiciones del mercado o buscar soluciones estructurales para recuperar la rentabilidad. “La pesca en Argentina es el octavo exportador con 2.000 millones de dólares de exportación, de los cuales el 60% es langostino. Si no se soluciona, la pérdida será de unos 600 millones de dólares solo de exportación”, concluyó.
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