En una decisión geopolítica clave, el Reino Unido firmó un acuerdo con Mauricio para transferir la soberanía del archipiélago de Chagos, a cambio de garantizar el control y operación conjunta de la base militar de Diego García por los próximos 99 años. Este enclave, ubicado en el océano Índico, es considerado uno de los pilares estratégicos más relevantes para las capacidades militares del Reino Unido y Estados Unidos en el Indo-Pacífico, África Oriental y Medio Oriente.
El primer ministro británico, Keir Starmer, confirmó que el costo neto del acuerdo asciende a 4.500 millones de dólares, cifra que refleja no solo la compensación territorial, sino también la importancia crítica que representa Diego García en materia de defensa e inteligencia. “Sin este acuerdo, no podríamos impedir que potencias como China establezcan bases cercanas”, advirtió Starmer, justificando la urgencia del tratado.

Un enclave clave para la defensa anglosajona
Diego García es mucho más que una base: es un centro neurálgico de operaciones militares, con capacidades aéreas, navales, espaciales y de inteligencia. Allí operan infraestructuras estratégicas como un puerto de aguas profundas, un aeropuerto militar de despliegue rápido, antenas de rastreo satelital y estaciones de vigilancia sísmica. El lugar aloja también instalaciones críticas del sistema GPS y sensores del programa de vigilancia espacial GEODSS, claves para el monitoreo de amenazas orbitales y proliferación nuclear.
Este acuerdo le asegura al Reino Unido el control exclusivo del espectro electromagnético en la zona y establece una zona de exclusión de 24 millas náuticas, con mecanismos de veto compartido para cualquier tipo de desarrollo en las islas exteriores. Además, prohíbe expresamente la presencia de fuerzas extranjeras, tanto civiles como militares.
El respaldo de los aliados y la necesidad legal
El pacto cuenta con el respaldo explícito de los socios de inteligencia del Reino Unido dentro de los “Five Eyes” —Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda—, así como de India, quienes reconocen la importancia de Diego García en el equilibrio militar del Indo-Pacífico.
En términos jurídicos, el Reino Unido se enfrentaba a una presión internacional creciente. La Corte Internacional de Justicia, en una opinión consultiva de 2019, determinó que el Reino Unido debía finalizar su administración sobre el archipiélago “tan pronto como fuera posible”. La continuidad de litigios internacionales bajo la Convención del Mar habría puesto en jaque la operatividad de la base y su rol en misiones críticas de inteligencia y contraterrorismo.
Una apuesta futura
Para el secretario de Defensa británico, John Healey, el tratado “fortalece la alianza con Estados Unidos y mantiene al Reino Unido seguro por los próximos 99 años y más”. Resulta indispensable para proteger las rutas marítimas globales y desplegar fuerzas de manera rápida ante amenazas emergentes, desde atentados del Estado Islámico hasta disuasión nuclear.
El acuerdo forma parte del “Plan para el Cambio” del gobierno británico, orientado a reforzar su postura defensiva en un mundo cada vez más volátil. “Este tratado asegura que Diego García siga siendo una herramienta central de nuestras capacidades estratégicas, impidiendo que nuestros adversarios obtengan ventaja en la región”, afirmó el canciller David Lammy.
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