Frente a condiciones meteorológicas extremas en el Atlántico Sur, una flota de pesqueros chinos solicitó refugio a la Prefectura Naval Argentina dentro de la Zona Económica Exclusiva (ZEE). Los buques solicitantes buscaban refugio debido a un “Preaviso de Temporal” emitido por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), que alertaba sobre vientos de hasta 45 nudos y olas de cinco metros de altura.

En ese contexto, Prefectura aplicó el “Procedimiento de actuación ante solicitud de la flota pesquera extranjera para ingresar a la Zona Económica Exclusiva Argentina en busca de resguardo por condiciones meteorológicas desfavorables”. Sin embargo, el accionar no solo generó repercusiones negativas, sino que también tuvo fuertes reclamos al Ministerio de Seguridad por permitir la toma de este tipo de decisiones.
El temporal y la respuesta argentina
La forma en que la Prefectura actuó está basada en protocolos internacionales; pero de igual forma, generó debates sobre la sostenibilidad marina y el control de la actividad pesquera en los límites del Mar Argentino.
En principio, la solicitud de los buques chinos surgió con el Preaviso de Temporal emitido por el SMN, lo que generó que Prefectura permitiera el ingreso de los mismos. La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Convemar) sirvió de base legal para permitir el ingreso, aunque implicó un riguroso esquema de medidas restrictivas: prohibición absoluta de pesca, monitoreo constante de su ubicación y restricciones operativas para evitar cualquier actividad no autorizada.
Los buques chinos ingresaron, pero debían mantener apagadas las luces propias de operaciones de pesca, asegurar que las artes de pesca permanecieran a bordo, sobre cubierta y debidamente trincadas, y la obligación de tener sus equipos de posicionamiento y comunicaciones AIS continuamente encendidos.
Este tipo de permisos no es nuevo. En marzo y junio de 2024, situaciones similares llevaron a la autorización de ingreso de flotas pesqueras extranjeras, aunque siempre bajo supervisión de las autoridades marítimas. En cada caso, el gobierno argentino ha aplicado medidas de control para garantizar que los barcos cumplan con las normativas y no realicen actividades de explotación dentro de la ZEE.
Impacto ambiental y económico
El aumento de la actividad pesquera china en los límites del Mar Argentino ha sido motivo de preocupación para organizaciones ambientales y el sector pesquero local. Según datos de Global Fishing Watch, la presencia de estas flotas ha crecido un 800% en la última década, lo que ha generado una presión significativa sobre los recursos marinos.

La sobrepesca de especies clave como la merluza y el calamar afecta la sostenibilidad del ecosistema y la economía de los pescadores argentinos, que deben competir con embarcaciones que operan en los márgenes de la legalidad. A pesar de los controles implementados por la Prefectura y la Armada, la depredación de los recursos sigue siendo un desafío para el país.
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