El cambio definitivo de eje hacia el Indo-Pacífico por parte de los Estados Unidos está teniendo su correlato en las capacidades que desplegarán sus Fuerzas Armadas en los próximos años. Una muestra de esta situación se aprecia en los cañoneros AC-130J Ghostrider de la Fuerza Aérea de EE.UU. (USAF), los cuales están siendo sometidos a diversas pruebas y evaluaciones para determinar la factibilidad de emplearlos como plataforma de lanzamiento de misiles de diverso tipo y alcance. Al respecto, la más reciente tuvo como protagonista a una de las aeronaves del Comando de Operaciones Especiales, la cual realizó una prueba de carga con un misil antibuque AGM-84 Harpoon.

Ideado como una plataforma de ataque, interdicción aérea, reconocimiento armado y apoyo aéreo cercano, el AC-130J Ghostrider es heredero de una larga tradición de cañoneros que han servido en la Fuerza Aérea de Estados Unidos desde los tiempos de la guerra de Vietnam, cuando vieron la luz los primeros AC-130U/W. Sin embargo, el cambio de eje hacia el Pacífico, teniendo como principal adversario geopolítico a China, ha provocado que los Estados Unidos pongan en tela de juicio las capacidades que esta clase de aeronave podría aportar en un conflicto de alta intensidad, librado a enormes distancias, contra el Gigante Asiático.
La situación, al igual que tendencias observadas en otras potencias, habría generado que uno de los planes en curso sea dotar a estas aeronaves con una nueva gama de misiles de crucero y antibuque de largo alcance, encontrándose actualmente en una fase de evaluación y estudios de factibilidad.
Así lo demuestra, por ejemplo, la reciente divulgación de las pruebas realizadas durante el pasado mes de noviembre de 2024, cuando un AC-130J realizó el lanzamiento desde su bodega de carga del nuevo misil de crucero SCM (Small Cruise Missile), también designado como Black Arrow, de la firma Leidos Dynetics.
No obstante, estas evaluaciones no se limitarían únicamente a armamento contra objetivos terrestres, sino que también podrían expandirse a misiles diseñados para atacar blancos de superficie, como buques. Esto último se desprende de declaraciones de altos mandos del Comando de Operaciones Especiales de la USAF, quienes confirmaron, en el marco de la conferencia SOF Week, que un AC-130J realizó pruebas de carga con un misil antibuque AGM-84 Harpoon.
Las declaraciones fueron realizadas por el Mayor Andrew Monroe, comandante del Destacamento 1 del Comando de Operaciones Especiales de EE.UU. (SOCOM), unidad encargada del desarrollo, estudios y evaluaciones con los aviones AC-130J, así como también de las aeronaves de transporte y reabastecimiento MC-130J Commando II y, más recientemente, del nuevo avión de ataque OA-1K Skyraider II, actualmente en proceso de incorporación en las filas de la USAF.
“Durante el último año, nuestro equipo llevó a cabo pruebas del Precision Strike Package, la carga del Harpoon y esfuerzos de integración y lanzamiento del Small Cruise Missile desde el AC-130J”, expresó el Mayor Monroe en declaraciones recogidas por el portal especializado The War Zone.

Actualmente, si bien ha demostrado su versatilidad para atacar blancos navales mediante su amplio abanico de cañones, el AC-130J carece de un armamento especializado de esta clase, como los mencionados misiles Harpoon. En el pasado se han registrado diversos esfuerzos técnicos y promocionales por parte de Lockheed Martin —fabricante actual de los C-130J Super Hércules y versiones derivadas— para ofrecer esta capacidad en variantes de patrullaje marítimo, aunque sin lograr acogida entre operadores locales e internacionales.
No obstante, más allá de los estudios de carga realizados, la integración y capacidad del AC-130J para emplear esta clase de armamento genera diversas dudas, las cuales fueron mencionadas durante la conferencia. En particular, se planteó si la aeronave podría ser equipada con nuevos radares de control de tiro a fin de brindar al misil la información necesaria sobre los blancos a ser atacados. Una solución en estudio podría ser la instalación e integración del radar AESA AN/APG-83 de Northrop Grumman, el mismo que equipa a los nuevos cazas F-16 Block 70/72, tanto en versiones nuevas como modernizadas.

Por último, la integración de los mencionados misiles Harpoon no se estaría limitando únicamente a los AC-130J, ya que también los cazas F-16 podrían ser equipados con esta nueva capacidad, allanando el camino para una ampliación de las tareas que estas aeronaves podrían realizar en caso de producirse el peor de los escenarios: un conflicto de alta intensidad entre los Estados Unidos y China.
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