El pasado 15 de mayo, y en el marco de las sostenidas operaciones de control y vigilancia de su espacio aéreo, la Fuerza Aérea Brasileña confirmó la interceptación de una aeronave irregular por parte de sus aviones de ataque A-29 Super Tucano. El vuelo, declarado irregular por la falta de un plan de vuelo presentado, generó la activación del protocolo de interceptación en coordinación con otros medios de la fuerza y de las fuerzas de seguridad.
La aeronave en cuestión, identificada como un EMBRAER EMB-810 SENECA III, se encontraba realizando un vuelo irregular en el espacio aéreo brasileño, siendo detectada por los radares del sistema de Defensa Aérea y el Control del Tráfico Aéreo (CINDACTA IV).
Posteriormente a su detección, se pusieron en marcha las Medidas de Patrullaje del Espacio Aéreo (MPEA), que incluyeron el despliegue de aeronaves de la FAB para su interceptación, así como diversos procedimientos establecidos para el tratamiento de este tipo de vuelos irregulares.
Dichas medidas incluyeron la realización de “…un reconocimiento a distancia e interrogación de la aeronave, seguidos por procedimientos de intervención, incluyendo órdenes de cambio de ruta y disparos de advertencia como medida de persuasión”, llevados a cabo por una pareja de aviones de ataque A-29 Super Tucano.
A raíz de los disparos de advertencia, los tripulantes de la aeronave realizaron un aterrizaje forzoso en un lugar no preparado, cercano a la ciudad de Altamira. Posteriormente, incendiaron el avión y huyeron de la zona.
Según lo informado, entre los restos hallados se encontró un cargamento de 200 kilogramos de estupefacientes, quedando bajo custodia de la Policía Federal. Los agentes fueron transportados a la zona por medio de un helicóptero H-60 Black Hawk perteneciente al Séptimo Escuadrón del Octavo Grupo de Aviación (7º/8º GAV) – Escuadrón Harpia.
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