El 2025 de la Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha estado marcado por un nuevo acercamiento. Bajo el gobierno de Javier Milei, la Argentina ha vuelto a acercarse y asociarse al Fondo Monetario Internacional, una vez más. Cabe señalar que, la Argentina es uno de los países con mayor historial con el organismo, acumulando un total de 22 acuerdos y desembolsos. Sin embargo, la relación ha tenido altibajos desde sus inicios. Los acuerdos más recientes, firmados bajo las gestiones de Mauricio Macri (2018) y Alberto Fernández (2022), terminaron en crisis y renegociaciones, dejando a Argentina como el mayor deudor del FMI.
A comienzos del 2025, el Jefe de Estado argentino comenzaba a acercarse al organismo internacional para concretar un nuevo programa económico, ante las propias necesidades del país. De este modo, en febrero de este año, se concretaría la segunda reunión y encuentro entre Javier Milei, Presidente de la República Argentina, y Kristalina Georgieva, Directora Ejecutiva del FMI, donde la Argentina se buscaba acercar al organismo, tras las últimas tensiones y renegociaciones de las gestiones previas. En este encuentro, ambas partes discutieron un plan de estabilización y crecimiento para la Argentina, y se reconoció que ambos equipos estaban trabajando en pos de concretar un nuevo programa, según afirmó la Directora Ejecutiva del Fondo. Luego se conocería que, este programa estaría destinado a flexibilizar el cepo cambiario –que para ese entonces continuaba vigente en el país–.
Luego de intensas negociaciones, viajes y reuniones de trabajo, finalmente, en el mes de abril, la Argentina y el Fondo Monetario Internacional llegaron a un nuevo acuerdo. Este se concretaría luego de la ratificación del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) del Poder Ejecutivo, por parte del Poder Legislativo. El acuerdo, que buscaba aliviar la carga financiera del país y la estabilización de la economía, fue aprobado por la Cámara de Diputados con 129 votos a favor, 108 en contra y 6 abstenciones.
El programa económico
Finalmente, tras las negociaciones –que se extendieron por meses– y el debate del Directorio del FMI, el programa económico suscrito entre la Argentina y el Fondo Monetario Internacional fue aprobado por U$S 20.000 millones. El objetivo central del programa económico era fortalecer las reservas del Banco Central y estabilizar la economía argentina. La institución crediticia consideró que la rápida desinflación, la recuperación de la actividad económica y la agenda de reformas estructurales, impulsadas por el gobierno de Javier Milei, eran claros indicios de que la Argentina iba por buen camino y que, a través de este desembolso, se fortalecería su macroeconomía y sostenibilidad.
El gobierno libertario celebró el acuerdo alcanzado con el Fondo Monetario Internacional, ante la volatilidad del escenario financiero local. De hecho, el gobierno argentino necesitaba de este para ganar con creces la confianza del mercado y una mayor liquidez. Sin embargo, para el mes de abril, ya se especulaba que la cotización del dólar podría ser una de las principales trabas de este acuerdo y se analizaba la posible dicotomía a la que podría enfrentarse la Argentina con China, por el nuevo acuerdo con el organismo multilateral que lidera Estados Unidos.
Tras la aprobación oficial, se acordó que el programa tenga una duración de cuatro años con revisiones trimestrales de metas fiscales, monetarias y de acumulación de reservas –cuyo punto sería el principal obstáculo y desafío del oficialismo–. Aunque ello sería modificado, con el paso de los meses y la primera revisión del acuerdo. Cabe señalar que, en paralelo a este acuerdo con el FMI –tal como explicó el Ministro de Economía (Luis Caputo), en diversas ocasiones–, la Argentina también ha avanzado en negociaciones con otros organismos internacionales, en pos de conseguir nuevos fondos adicionales.
La acumulación de reservas: el gran obstáculo
Desde el mes de mayo, diversos analistas y especialistas en la materia ya advertían que la acumulación de reservas era el gran obstáculo de la Argentina, en el marco del nuevo programa económico. De hecho, hasta el propio Banco Central advertía que el país debía acumular más reservas para cumplir con la primera meta del acuerdo, fijada para comienzos del mes de junio, cuya fecha sería extendida con seis semanas adicionales de ventaja para el oficialismo argentino. El objetivo era acumular U$S 5.000 millones netos de reservas en el Banco Central.
Bajo la premisa de no intervención en el mercado de cambios, las reservas del Banco Central han caído más de U$S 1.000 millones, tras el giro de fondos del FMI y el Banco Mundial por 13.500 millones de dólares, en el mes de abril. Si bien el gobierno aseguraba que podía y cumpliría las metas pactadas con el Fondo Monetario Internacional, a través de un “repo” u otro tipo de mecanismo financiero, en el mercado prevalecía la creencia de que la mayor independencia de política económica se obtenía con dólares propios en el Banco Central, una concepción muy diferente a la que sostenía el gobierno libertario por entonces.
Según se explicaba, el principal obstáculo del gobierno para lograr la acumulación necesaria de reservas internacionales era el diseño del propio régimen cambiario, impulsado y lanzado por el gobierno de Javier Milei. Cabe recordar que, este esquema establece que el Banco Central sólo puede comprar divisas en el Mercado Libre de Cambios (MLC), cuando el tipo de cambio oficial mayorista perfore el umbral inferior de $1.000. En este escenario, el titular del Palacio de Hacienda finalmente explicaría las medidas compensatorias y la estrategia del Gobierno Nacional para acumular las reservas necesarias, en el marco de una entrevista.
Pese a las especulaciones y las expectativas en torno al programa económico, el organismo aprobaría la primera revisión del acuerdo, y en el mes de julio, habilitaría el segundo desembolso del programa por U$S 2.000 millones. Si bien se aprobó la primera revisión del acuerdo, es menester resaltar que el Gobierno Nacional no logró cumplir con la meta de acumulación de reservas netas. Pese a ello, desde el organismo de crédito multilateral decidieron avanzar con el desembolso, tras evaluar y destacar las medidas fiscales y monetarias implementadas, especialmente la “sólida ancla fiscal” y la “postura monetaria estricta”.
De hecho, desde el organismo resaltaron el cumplimiento del ancla fiscal, la reconstrucción de las reservas internacionales –aunque no se logró cumplir con la meta fijada–, la reducción de la inflación y el marco monetario, que según el FMI, será complementado con nuevas medidas para “avanzar hacia una economía más abierta, resiliente y basada en el mercado”. La polémica llegaría cuando el organismo de crédito multilateral eludió la concesión y la apelación de la figura de “waiver” (perdón) al Estado argentino –como se especulaba–, pese al incumplimiento de la meta de acumulación de reservas, que luego de la primera revisión se acordó que pase a ser anual y ya no trimestral, como había sido acordado en las negociaciones del mes de marzo.
Según se estima, esta decisión de eludir la figura del waiver habría sido forzada por la administración gubernamental de Estados Unidos, bajo el mando de Donald Trump, quien considera al gobierno argentino como un aliado estratégico. Considerando que el estatuto del FMI permite el otorgamiento de hasta dos waivers por el incumplimiento de las metas pactadas, algunos medios de comunicación, como “La Política Online”, reconocen que, con esta decisión de eludir el waiver, se habría concedido un mayor margen de maniobra para el gobierno de Javier Milei, y que la decisión del Fondo sería plenamente política.
Un desafío creciente
Tras la primera revisión del acuerdo en el mes de julio y según las especulaciones de los últimos meses, el organismo de crédito multilateral ya estaría asumiendo que el Banco Central de la República Argentina no llegará a cumplir el objetivo de reservas acumuladas de fin de año –aún luego de las flexibilizaciones acordadas en la revisión anterior–. Sin embargo, según se especula, el Fondo estaría dispuesto a habilitar un nuevo desembolso de alrededor de U$S 1.000 millones, a cambio de un programa con metas más exigentes para el próximo año.
La propia portavoz del organismo, Julie Kozack, ya anticipó que el cumplimiento de la meta de reservas de fin de año “será un desafío”. Desde Washington, ya dan por descontado que se aprobara un waiver por reservas, junto con la próxima revisión del acuerdo de Facilidades Extendidas. Sin embargo, aún es demasiado pronto para especular sobre ello, teniendo en consideración los antecedentes de la polémica por la elusión del waiver.
La clave del programa: el superávit fiscal
Paralelamente, el superávit fiscal parece ser la clave del programa económico entre la Argentina y el Fondo Monetario Internacional. Mientras la meta de acumulación de reservas parece ser un desafío y un obstáculo creciente para la administración de La Libertad Avanza, las metas fiscales y monetarias resultan ser la oportunidad y la esperanza del gobierno –especialmente, la fiscal–.
De hecho, tal como adelantó este medio, en los últimos meses del año el Sector Público Nacional (SPN) registró superávit fiscal. En octubre, por ejemplo, se registró un superávit primario de $823.925 millones y un superávit financiero de $517.672 millones, según comunicó la cartera de Economía, producto del superávit primario y el pago de intereses de deuda pública neto por $306.253 millones. De esta manera, en los primeros diez meses del año se registró un superávit primario acumulado del 1,4% del PBI y un superávit financiero acumulado del 0,5% del PBI, “sosteniendo el ancla fiscal del programa de gobierno”.
El dato sería fuertemente celebrado por el primer mandatario argentino. Javier Milei lo definiría como “el ancla de hierro”. En este sentido, resulta menester recordar que, gastar menos de lo que ingresa por recaudación al Estado es el eje del programa económico del Gobierno Nacional. A través de sus redes sociales, el Presidente de la Nación celebraría el nuevo hito fiscal y financiero del Gobierno Nacional, en el marco de su segundo año de gestión.
Con el registro de un nuevo superávit fiscal, el Gobierno Nacional está más cerca de cumplir y alcanzar la meta fiscal, pactada con el Fondo Monetario Internacional, e incluso de sobrepasarla, en tanto el compromiso es del 1,6% del PBI. Considerando que en octubre el dato fue del 1,4%, se estima que el oficialismo llegaría sin problemas al cumplimiento de esta meta, que resulta de carácter fundamental en el marco del programa económico con el FMI. De esta manera, la Argentina cierra el 2025 en el marco de un nuevo programa económico con el organismo de crédito multilateral, que continuará durante los próximos años, en los cuales el país deberá cumplir, con mayor exigencia y responsabilidad, los compromisos asumidos, en la materia.
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