El presidente Javier Milei salió a respaldar públicamente el plan financiero y aseguró que “Argentina va a pagar la deuda”, mientras que analistas ven compresión del riesgo país, potencial de suba en bonos y acciones y regreso a los mercados. En la previa a la semana corta por Navidad, los mercados argentinos cierran un 2025 hiper volátil, pero con una foto de corto plazo claramente más favorable que la de los años anteriores.

Analistas también advierten que todo depende de la acumulación de reservas y de la capacidad política del Gobierno para sostener las reformas. Pese a ello, consultoras y casas de inversión coinciden en que la reacción financiera fue positiva tras los últimos anuncios monetarios, en especial la recalibración de las bandas cambiarias y el objetivo explícito de acumulación de reservas.
El foco de los analistas está puesto en el primer gran test de 2026: el vencimiento externo del 9 de enero, cercano a US$ 4.300 millones, que según VatNet se reduciría a unos US$ 3.700 millones netos descontando tenencias oficiales. El esquema que se discute combina uso parcial de reservas y un crédito de corto plazo de bancos privados para cerrar la brecha.
Regreso a los mercados y el rol del FMI
Con el frente inmediato de enero mínimamente ordenado, varias voces del mercado empiezan a hablar de un eventual regreso de la Argentina a los mercados voluntarios de deuda. Para el economista Gustavo Ber, un retorno ordenado a las plazas internacionales podría dar profundidad al programa de refinanciación de vencimientos, aliviar el programa financiero y facilitar más acumulación de reservas, tanto vía inversiones como a través de financiamiento público y privado.

En ese escenario más benigno, volverían a entrar en juego los desembolsos del FMI. VatNet prevé que, con el programa “más ordenado”, podrían ingresar unos US$ 1.500 millones adicionales de los acuerdos con el Fondo, siempre condicionados a que el Gobierno mantenga la hoja de ruta fiscal y monetaria acordada.
En la misma línea, Walter Morales (Wise Capital) considera que, en un escenario de menor volatilidad y riesgo país en torno a 500/450 puntos básicos, la deuda soberana en hard dollar todavía tiene margen de recorrido. La clave, según su lectura, es que se sostengan tres anclas: superávit fiscal, cumplimiento de la deuda y acumulación de reservas. Si esos tres pilares se mantienen, los precios actuales de los bonos seguirían luciendo atractivos para inversores con apetito de riesgo.
Reformas, Congreso y riesgo de ejecución
Más allá de la foto financiera, el consenso entre analistas es que el riesgo central es de ejecución política. La agenda de reformas laboral y tributaria aparece como condición necesaria, pero no suficiente. La Fundación Mediterránea remarca que esas transformaciones deben complementarse con mayor inserción externa y un marco macro consistente que reduzca la volatilidad y la incertidumbre.

En paralelo a las lecturas privadas, Milei defendió el esquema de bandas cambiarias que comenzará a regir el 1° de enero, con un deslizamiento atado a la inflación con dos meses de rezago y compras de reservas en función de la demanda de dinero. Según el Presidente, las bandas sirven para “neutralizar la volatilidad” del dólar y recordar que el tipo de cambio “es un precio más de la economía”, no el disparador autónomo de la inflación.
En materia de precios, Milei reiteró que el Gobierno dejó de emitir a mediados de 2025 y que la inflación actual responde a los clásicos rezagos de la política monetaria. Llegó incluso a anticipar que en junio y agosto de 2026 la inflación “comenzará con cero”, apoyándose en el efecto Hume-Cantillon para explicar cómo los shocks monetarios se transmiten a distintos precios y activos a lo largo del tiempo.
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