Mientras el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) atrae inversiones millonarias en energía y minería, resulta interesante preguntarse y analizar ¿dónde quedan paradas las PyMES y cuál es su rol en el flamante Régimen del Gobierno Nacional?. A un año de la puesta en marcha del RIGI, ya han sido nueve los proyectos aprobados por el Comité Evaluador del Régimen, entre los que se encuentran iniciativas del sector energético, minero e industrial, que atrajeron grandes capitales extranjeros. ¿Pero y las PyMES?.
Un reciente informe privado ya alerta las desventajas de las PyMES (Pequeñas y Medianas Empresas) en el marco del flamante Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones. De acuerdo a Damian Di Pace, Director de Focus Market, el RIGI reactiva la economía con previsibilidad de acá a 30 años, para sectores intensivos en capital. Sin embargo, el desafío es integrar la inversión privada al sector local. Entre las ventajas principales del Régimen para las Grandes Inversiones se incluyen la reducción del Impuesto a las Ganancias al 25%, la eliminación de los aranceles en bienes de capital, la exención gradual de los derechos de exportación y la libertad en divisas, entre otros. Todos estos incentivos y beneficios fiscales, cambiarios y aduaneros generan multiplicadores en las cadenas de valor energéticas y mineras, de acuerdo a los expertos en la materia.

No obstante, en este escenario las PyMES locales quedan en una situación de desventaja estructural. Un reciente informe alerta que, mientras las grandes firmas y corporaciones internacionales acceden a los beneficios del Régimen, que creó el Gobierno de Javier Milei, las pequeñas y medianas empresas locales enfrentan un escenario sumamente diferente, en desventaja estructural.
En este escenario, las pequeñas y medianas empresas argentinas operan bajo una coyuntura local que combina alta presión tributaria e impositiva, dificultades de financiamiento y acceso al crédito, extensa burocracia, significativos costos y alta volatilidad regulatoria, lo que las posiciona en una situación de completa desventaja, frente a las corporaciones globales que acceden al RIGI y promueven el desarrollo productivo en el territorio nacional, tal como evidencia la tabla adjunta a continuación. El Régimen frena, en cierto punto, el crecimiento local de un sector tan estratégico, como lo son las PyMES en la Argentina, que representan el 99% del tejido empresarial del país y concentran más del 60% del empleo formal.

El reporte detalla que, actualmente, la presión fiscal efectiva para las PyMES alcanza alrededor del 45%, mientras que no todas las firmas registradas en el territorio nacional, bajo esta clasificación, han podido acceder al financiamiento y crédito. De hecho, en lo que va del año, solo 62.116 PyMES han accedido a financiamiento, respaldado por Sociedades de Garantía Recíproca (SGR) y fondos públicos, siendo en su mayoría, de hecho, microempresas. Esta cifra resulta insuficiente, si se tiene en consideración el universo de más de 600.000 firmas registradas como PyMES que operan en la Argentina, actualmente.
Este contraste que resalta el reporte firmado por Di Pace evidencia las claras y latentes desventajas que existen entre las PyMES y las grandes compañías en materia de financiamiento, fiscalidad y crecimiento, en el marco de las operaciones locales en energía y minería del RIGI. Precisamente, es dicho desequilibrio el que “plantea la necesidad de pensar en un esquema de incentivos equivalente para medianas y pequeñas empresas, que permita canalizar recursos hacia el sector productivo local y fortalecer el entramado laboral”.

¿Un RIGI para las PyMES?
En esta línea, se encuentra el innovador proyecto del RIMI (Régimen de Incentivo para Medianas Inversiones), impulsado por los legisladores de La Libertad Avanza, que propone incentivos que van desde U$S 150.000 para las microempresas hasta U$S 30 millones para otras compañías. El proyecto incluye una amortización acelerada, la devolución anticipada del Impuesto al Valor Agregado (IVA) y la exención temporal para los derechos de exportación. El objetivo es promover el desarrollo económico, aumentar las exportaciones y fortalecer la competitividad y el foco estaría puesto en las medianas inversiones, nacionales y extranjeras. No obstante, pese a haber sido presentado el año pasado, a día de hoy, el proyecto aún ha sido tratado en el recinto parlamentario.
Entre los pilares y principales ejes del Régimen de Incentivo para Medianas Inversiones, que destaca Focus Market en su reporte, se encuentran: la simplificación tributaria; la estabilidad fiscal por 10 años -evitando nuevos impuestos-; el acceso real al crédito, con líneas en moneda local y extranjera; los beneficios por reinversión y los incentivos para exportar y encadenar -se buscaría desgravar las exportaciones e integran a las PyMES locales como proveedores en cadenas globales-, junto a una capacitación hacia la transición digital.

Los pilares del RIMI equiparan condiciones y eliminan las desventajas estructurales para las PyMES argentinas, movilizando alrededor de U$S 250.000 millones en ahorro privado. De acuerdo a algunas estimaciones disponibles, de hecho, entre un 5 y un 10% podrían inyectar entre 12.000 y 25.000 millones de dólares en inversión local, impulsando el empleo formal dentro de la matriz productiva nacional. “RIGI prueba incentivos efectivos en energía y minería. Extenderlos a PyMEs transforma desigualdad en crecimiento sostenible. Sin RIGI PyME, la brecha limita competitividad” señala Di Pace.
Sin embargo, el proyecto del RIMI también promete impulsar medianas, aunque, estratégicas inversiones locales en el sector del agro, con beneficios para las PyMES argentinas que apuesten por la genética bovina, el riego y el equipamiento productivo, junto a incentivos impositivos y rebajas fiscales para la energía agrícola. El texto oficial menciona expresamente la adquisición de toros y hembras de genética superior y sistemas de riego, como inversiones productivas elegibles para el sector.

Si el RIMI es, finalmente, aprobado por el Congreso Nacional, el desafío, de cara al futuro, sería lograr que el Régimen de Incentivo para Medianas Inversiones se traduzca en más producción, exportaciones y empleo genuino, para las PyMES locales, sin repetir los problemas de implementación de los programas de promoción previos, que se han impulsado y desarrollado en el territorio nacional, a lo largo de la historia contemporánea.
De este modo, las PyMES quedarían en igualdad de condiciones frente a las grandes compañías y firmas internacionales, que hoy en día impulsan proyectos energéticos y mineros, a través del RIGI, donde las pequeñas y medianas empresas locales no tienen lugar y quedan al margen, con una clara desventaja estructural. El RIMI, que impulsan los legisladores del oficialismo, podría ser la clave para este problema de la matriz productiva nacional, en un contexto donde el sistema económico argentino necesita reactivar la industria y la demanda.
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