De acuerdo a una serie de informes e investigaciones, la Argentina es uno de los países del mundo con más desindustrialización, en los últimos 50 años. A inicios de la década de 1970, el PBI industrial argentino era, incluso, mayor al de China; hoy, constituye uno de los países con mayor desindustrialización del mundo, producto de un conjunto de factores. Sin embargo, ¿existe una alerta real ante esta situación?.
La desindustrialización del país se explica como resultado de una serie de factores, entre los que se destacan las decisiones de política económica y la incapacidad de los representantes institucionales, gremiales y empresariales de defender los intereses sectoriales y de adaptarse a los cambios del sistema económico mundial, que tuvo sus primeras manifestaciones y expresiones a mitad de la década de 1970. La incapacidad de impulsar un proceso de reconversión y modernización, basado en la inversión y la innovación, hubieran permitido que el país mantuviera una sólida industrialización.

Un nuevo informe de Fundar revela que, entre 1970 y 2023, en la Argentina, el PBI industrial per cápita se redujo un 8%, producto de que la producción industrial creció un 73%, al igual que la población, que lo hizo en un 91%; mientras que, en el resto del mundo, el PBI industrial registró un crecimiento, salvo un grupo muy pequeño de países, entre los que se encuentren Venezuela y Australia. El estudio revela el retroceso que ha experimentado la industria argentina, desde la década de los ‘70, cuando representaba el 1,6% del PBI industrial mundial, con periodos breves de recuperación (1990-1994 y 2002-2011), hasta el 2023. Actualmente, representa el 0,6%.
En esta línea, el año de mayor evolución del PBI industrial per cápita argentino, desde entonces, fue 1974, cuando llegó a alcanzar 114 puntos, teniendo como base los 100 puntos, registrados en 1970. Mientras que el peor año, fue el 2002, con 64,6 puntos registrados. Si bien el informe contempla hasta 2023, se destaca que en 2024 el índice se ubicó en 82,4 puntos, contra los 90,7 registrados en 2023 y los 92,8 de 2022.
Entre 1970 y 2023, el PBI industrial de América Latina creció un 221%, en tanto el argentino lo hizo en un 73%. Sin embargo, la Argentina no fue el único país que registró un retroceso industrial, en términos relativos. De hecho, a nivel general, la participación en la industria mundial cayó del 9% al 5% en América Latina y otras regiones del mundo, como Estados Unidos (del 28% al 15%), Europa (del 43% al 20%) y Japón (del 10% al 6%). La contracara de este proceso de retracción fue el ascenso de China, que pasó de representar el 1% del PBI industrial mundial, en 1970, a representar el 31%, en la actualidad.

Sin embargo, aún en este escenario, la industria manufacturera local tiene una significativa participación relativa en la composición del PBI argentino, al representar el 18% del total. A su vez, esta industria explica la mitad del gasto del sector empresarial, en investigación y desarrollo (I+D), y emplea a más de 2 millones de personas, en forma directa, con salarios superiores al resto de los sectores de la economía.
Liderazgo regional
Aún en este proceso sostenido de retroceso, con breves períodos de recuperación que no lograron consolidarse como resultado de la falta de desarrollo y una balanza comercial deficitaria, la Argentina continúa siendo el país de la región con el PBI industrial más alto, ubicado en 2.752 dólares, por habitante. Mientras que le siguen Chile (U$S 1.774), Brasil (U$S 1.574,6) y Colombia (U$S 839,6). No obstante, hoy China tiene un PBI industrial per cápita de U$S 3.361 por habitante, un 22% superior a la Argentina. Hace tan solo 50 años atrás, la Argentina lo superaba ampliamente.
En este sentido, el estudio se pregunta qué tipo de estructura industrial tiene la Argentina que, aún en retroceso, sigue liderando el ranking de países de la región con mayor PBI per cápita. El estudio señala que, el país del Cono Sur tiene una estructura “más desarrollada que la media latinoamericana, aunque lejos del tamaño y la complejidad alcanzados por los países desarrollados, que supera a la mayoría de los sectores en métricas como productividad, calidad del empleo y salarios”. La Argentina no ha logrado, sin embargo, “exportar más productos industriales de los que importa, lo que evidencia dificultades persistentes para construir ventajas competitivas en buena parte de su entramado industrial, especialmente en las manufacturas no vinculadas al agro”.

Reflexiones finales
El estudio de Fundar llega a la conclusión de que, a día de hoy, la industria argentina continúa aportando más al PBI, que al empleo. Ello da cuenta, precisamente, de la alta productividad sectorial que existe. En esta línea, cada trabajador industrial local produce, en promedio, más que en otros sectores de la economía nacional.
En este sentido, la Provincia de Buenos Aires constituye el principal polo manufacturero del país, concentrando el 49% del PBI industrial argentino. Junto a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (12%), Santa Fe (10%) y Córdoba (8%), representan el 80% del total de la producción industrial nacional. En San Luis y Buenos Aires, la industria ocupa un lugar central en la economía provincial, y representa, de hecho, el 37% y 30% del producto provincial, respectivamente. Neuquén (4,7%) y Santa Cruz (2,7%), por su parte, se ubican entre las provincias con menor participación industrial, dado que son jurisdicciones orientadas a la extracción de recursos naturales. Hasta el momento, este tipo de provincias no han logrado desarrollar sectores manufactureros fuertes.

Por otra parte, el informe señala, que, en promedio, quienes trabajan en la industria ganan más que en otros sectores de la economía. De hecho, en 2024, los salarios de los trabajadores formales industriales fueron 17% más altos que el promedio de los asalariados formales de otros sectores del ámbito privado.
En último lugar, la industria manufacturera argentina representa, como se detalló previamente, el 49,7% de los gastos en investigación y desarrollo que ejecutan las empresas. Si bien esta cifra, resulta menor, en comparación con el promedio mundial (65,3%), permite reflejar el rol de la industria en I+D y evidencia una búsqueda de innovación, que apunta a transformar la vida económica, social y laboral de los argentinos. Si bien, la industria viene perdiendo peso en el empleo y en el PBI industrial, el país continúa liderando el ranking regional de industrialización, pese a las retracciones en el PBI industrial per cápita. En este escenario, cabe preguntarse ¿la alerta por desindustrialización es real entonces?.
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