A un año desde la creación y puesta en marcha operativa del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), cabe preguntarse y analizar cuáles han sido los avances y retrocesos de este programa, impulsado por el Gobierno Nacional, para promover la inversión e impulsar la inserción internacional de la República Argentina, a través de los principales sectores estratégicos económicos.
El Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones, aprobado por el Congreso Nacional, bajo el marco y plexo normativo de la Ley N°27.742 (Ley Bases), cumple un año desde su puesta en marcha operativa, es decir, desde que se dio inicio a la apertura de presentación de los proyectos, el 22 de octubre de 2024. Como hemos adelantado desde El Estratégico, su marco legal, busca trascender la escena y coyuntura política actual e instalarse, en el tiempo, a través del impulso de los principales sectores estratégicos, como el petróleo, la minería, el gas, las energías renovables, la industria y la infraestructura. Entre los distintos objetivos que persigue el RIGI, la atracción y promoción de la inversión extranjera directa (IED) para proyectos de gran envergadura, resulta central.
De acuerdo a “RIGI & Escenarios Globales: Informe a 1 año de su implementación”, elaborado por la Escuela de Gobierno de la Universidad Austral, este objetivo “se enmarca hoy en momentum global incierto: conflictos bélicos en Europa y Medio Oriente, confrontaciones comerciales con imposición unilateral de aranceles por parte de Estados Unidos y una desaceleración prevista en la tasa de crecimiento mundial, que rondará el 3% en 2026 según estimaciones del Fondo Monetario Internacional”.
En este escenario global cambiante, tras años de una consolidada restricción externa, la Argentina encuentra la posibilidad de atraer nuevas inversiones y fomentar las exportaciones locales, bajo el marco del RIGI que ofrece “estabilidad e incentivos fiscales, tributarios, aduaneros y cambiarios”. “Es un intento de dar previsibilidad, que hoy se desarrolla en el marco de un mundo altamente volátil donde la confianza es un factor condicionante”, subraya el informe.
A un año de la implementación del RIGI
A un año de la implementación operativa del Régimen, impulsado por el Gobierno Nacional, el RIGI ya recibió 20 presentaciones de proyectos, por un total de U$S 34.422 millones, de los cuales 8 fueron aprobados y oficializados por el Ministerio de Economía y 1 rechazado, mientras que, aún, 11 continúan en evaluación, por parte del Comité Evaluador. De los 20 proyectos presentados, el 64% corresponde a iniciativas vinculadas a la minería y 34% a proyectos del rubro energético; mientras que, el resto son iniciativas vinculadas a la industria y la infraestructura.
Los proyectos aprobados hasta el momento, mediante resolución del Ministerio de Economía, son:
- Vaca Muerta Oil Sur (Consorcio Vmos, de YPF en conjunto con PAE, Vista Energy, Pampa Energía, Chevron, Pluspetrol y Shell).
- Buque de Licuefacción de Gas Natural (Southern Energy y Golar LNG).
- Parque Solar El Quemado (YPF Luz).
- Parque Eólico Olavarría (ArcelorMittal y Acindar).
- Rincón (Río Tinto).
- Hombre Muerto Oeste (Galán Lithium).
- Los Azules (McEwen Cooper).
- Planta industrial de acero (Sidersa).
Los 8 proyectos aprobados configuran un total de U$S 16.285 millones. De las iniciativas mencionadas, dos pertenecen al sector energético, dos al desarrollo de energía renovable, tres a la minería, de los cuales dos se vinculan a la extracción de litio y uno de ellos a la minería de cobre, y uno a la industria siderúrgica.
“RIGI & Escenarios Globales: Informe a 1 año de su implementación” resalta que la energía y la minería concentran el principal interés de los grandes proyectos de inversión estratégica, presentados por las distintas firmas y compañías, para desarrollarse dentro del marco del RIGI. De hecho, desde El Estratégico hemos adelantado que los proyectos mineros argentinos ya captan la atención y el interés de Europa, en el marco de un escenario global marcado por la transición energética y la disputa entre Estados Unidos y China. En esta línea, el informe realizado por la Universidad Austral recalca que, en los últimos meses, se ha registrado un notable incremento de los proyectos mineros, de gran envergadura, en el marco del RIGI, principalmente, vinculados al cobre, mineral que se encuentra en auge.
Entre las conclusiones preliminares a las que llegó este estudio, se resalta que “si bien se sumó un nuevo proyecto sobre infraestructura (la Terminal Multipropósito Timbúes en Santa Fe), existen sectores estratégicos en los que el RIGI aún no parece traccionar, como foresto industria, tecnología y turismo”. A la vez, se reconoce que se han establecido ciertas tendencias, respecto a la distribución geográfica de las inversiones, el origen del capital extranjero de las firmas y compañías, y los niveles parciales de adhesión al Régimen, por parte de las provincias argentinas.
Energía y minería – Los ejes estratégicos del Régimen
Existen tendencias globales y regionales en el campo de la energía y la minería que, posicionan a estos dos sectores como ejes estratégicos del futuro económico de la Argentina, en el marco de una profunda transición energética. De hecho, según el “World Energy Outlook 2024”, América Latina y el Caribe concentran más de un tercio de las reservas mundiales de cobre, litio y plata, minerales críticos con alta demanda global. Chile, por ejemplo, ha logrado consolidarse como el mayor productor mundial de cobre de mina, el año pasado, con una producción de 5,3 millones de toneladas. La Argentina, por su parte, busca seguir el camino del país vecino y de otros países de la región, en los próximos años, mientras el cobre y el oro argentino están en pleno auge.
La producción litífera es otro de los puntos claves de este análisis. Argentina forma parte del llamado “Triángulo del Litio”, junto a Chile y Bolivia. Ante un escenario global, marcado por la creciente demanda de este mineral que resulta clave para las baterías, la tecnología y la defensa, los proyectos litíferos, presentados en el marco del RIGI (Rincón y Hombre Muerto Oeste) adquieren especial relevancia. Como resalta el informe, “el potencial económico no está solo en exportar materia prima, sino en expandir las cadenas de valor para el procesamiento, la industrialización y la manufactura de baterías”, de cara al futuro económico.
A la Argentina no le basta con sus grandes reservas de litio, el país tiene que impulsar su potencial exportador, que depende, principalmente, de su capacidad de refinación e industrialización, a la cual se le debe sumar el desarrollo de una fuerte infraestructura local, que pueda atender la demanda litífera del mercado internacional, frente al gigante consumo chino. China ya controla el 65% del procesamiento global de litio y domina entre el 80% y 90% la producción de los componentes de baterías, por lo que su consumo resulta gigantesco.
Por otra parte, la demanda mundial de petróleo y gas continúa en alza, ahora también con el sostenido crecimiento de los desarrollos no convencionales. De acuerdo al “World Energy Outlook 2024”, antes del 2030 la demanda mundial del petróleo y el gas alcanzará su pico y luego tenderá a la baja, aunque, también se prevé que Asia continuará incrementando su consumo petrolero y gasífero. Esto debe ser aprovechado por los países productores y exportadores, como la Argentina, que buscan profesionalizar su desarrollo energético y la infraestructura necesaria, a fin de diversificar su matriz productiva y canasta exportadora. El informe, elaborado por la Universidad Austral, también resalta que los conflictos en Medio Oriente y la guerra entre Ucrania y Rusia podrían otorgarle oportunidades favorables a los proveedores energéticos alternativos, como la Argentina, que podrían asegurar rutas y cadenas de suministro más seguras, ante la fragilidad de las rutas comerciales tradicionales, incluyendo las vías marítimas.
Reflexión final
La Argentina debe aprovechar las oportunidades que el escenario geopolítico global le ofrece, ante un mundo marcado por disputas comerciales, una creciente demanda global minera y energética, producto de la carrera por la transición energética, y conflictos geopolíticos, que obstaculizan los principales corredores comerciales. En este escenario, la Argentina debe recordar que tiene los recursos y las capacidades necesarios para ofrecer recursos, que resultan estratégicos, como el petróleo, el gas, el litio, el cobre y el oro, en un mundo de competencia creciente.
En esta línea, el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones, impulsado por el Gobierno de Javier Milei, a través de la Ley Bases, busca promover y fomentar la inversión estratégica en el rubro energético y minero, a fin de insertar a la Argentina entre las principales cadenas globales de valor. Esta estrategia de inserción internacional, que busca promover el Gobierno Nacional, tiene como objetivo “reposicionar al país como un proveedor confiable en el mapa de los flujos globales de comercio e inversión”. Para ello, sin embargo, se debe lograr potenciar la diversificación de la canasta exportadora, para evitar caer, como adelantó este medio, en la enfermedad holandesa.
“Para navegar los escenarios globales, se vuelve necesario construir puentes sólidos que conecten el desarrollo productivo, la estabilidad institucional y la inserción internacional”, algo que el flamante Régimen busca formalizar y pareciera estar logrando, a tan solo un año de su puesta operativa en marcha, con 8 proyectos aprobados y 11 que aún aguardan a ser evaluados por el Comité Evaluador del Régimen, mientras éste ya comienza a recibir críticas y cuestionamientos por su transparencia y beneficios locales.
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