El Fondo Monetario Internacional (FMI) actualizó las perspectivas económicas globales, con un nuevo informe, en medio de las nuevas negociaciones con el Gobierno argentino por el programa económico acordado en abril del corriente año, por U$S 20.000 millones. Sin embargo, cabe preguntarse, ¿cómo quedó posicionada la Argentina en esta actualización de perspectivas de la economía mundial?.
Según el informe de julio de 2025 del Fondo Monetario, se proyectan tasas de crecimiento mundial del 3,0% en 2025 y del 3,1% en 2026. Esta revisión marca un alza respecto a las proyecciones realizadas por el organismo de crédito multilateral en su edición del mes de abril de este año. Ello se explica por el adelanto de las importaciones, “antes de la subida de los aranceles, así como a tasas arancelarias efectivas más bajas, mejores condiciones financieras y la expansión fiscal en algunas jurisdicciones importantes”. Sin embargo, se prevé que el crecimiento de la economía mundial se desacelere, a medida que la resiliencia de las distorsiones relacionadas con el comercio se disipe. A la vez, se estima que la inflación mundial descienda, aunque en Estados Unidos la misma permanecerá por encima del nivel fijado como meta.

Sin embargo, el informe resalta que las perspectivas de la economía mundial continúan estando afectadas por el posible aumento de los aranceles, en el marco de la guerra comercial entre Estados Unidos y China; la incertidumbre y las tensiones geopolíticas actuales, que podrían interrumpir las cadenas de suministro y presionar los precios internacionales. “Restablecer la confianza, la previsibilidad y la sostenibilidad sigue siendo una de las principales prioridades en materia de políticas” destaca el nuevo informe del Fondo Monetario Internacional.
Las perspectivas para la Argentina
A pocos días del debate formal del Directorio Ejecutivo del FMI sobre la primera revisión del programa económico argentino, que habilitaría el segundo desembolso de U$S 2.000 millones, el organismo proyectó perspectivas de crecimiento para la Argentina en los próximos años. En el marco de su informe de “Perspectivas de la Economía Mundial” (WEO), el Fondo Monetario prevé un crecimiento del 5,5% para la Argentina en el 2025.
El FMI considera que el programa económico ha tenido un sólido inicio, pese a las adversidades y los desafíos propios del contexto internacional, y asegura una proyección de crecimiento del 5% para este año y del 4,5% para el próximo (2026). Mientras tanto, en el mercado local se anticipa una desaceleración de la actividad económica, en el cierre del segundo trimestre, con una contracción, y se advierte el impacto de la suba de las tasas.

Incluso, antes de que se diera a conocer la nueva edición del WEO, el staff técnico del Fondo Monetario Internacional había reconocido los avances en la economía argentina, gracias al plan económico impulsado con su ayuda. Entre los principales avances, se destacaron el proceso de desinflación, la reducción de la pobreza y el nuevo sistema cambiario con una banda de fijación. Aunque, como se viene advirtiendo en El Estratégico desde el mes de mayo, las reservas internacionales han sido el principal eje de fricción y tensión entre el equipo del Fondo Monetario y las autoridades argentinas, quienes en búsqueda de subsanar esta situación, han comenzado a impulsar la venta de activos del Estado Nacional y los procesos de privatización de empresas públicas, como AySA, ENARSA e INTERCARGO.
Las estimaciones y proyecciones a nivel interno
Los analistas y especialistas locales, en la materia, advierten que el cierre del segundo trimestre del país proyecta una contracción económica, con la caída del 1,2% de la industria, en el mes de junio. De hecho, los primeros números anticipados de la actividad de junio, muestran que la economía argentina habría ingresado en un tímido ciclo de producción, con caídas para la industria.
Lorenzo Sigaut Gravina, economista y miembro fundador de la consultora “Equilibra”, señaló que probablemente el nivel de la actividad económica retroceda en el segundo semestre del año y explicó los factores que pueden explicar este comportamiento: presión cambiaria, combinada con un proceso de desinflación frenado; tasas de interés en aumento, tras la decisión de dejar emitir las LEFIS, que servían para atender la liquidez diaria de los bancos; presión sobre la producción de bienes transables por el ingreso de las importaciones; salarios por debajo de la inflación, junto al estancamiento del empleo; y dificultades en Vaca Muerta, por el juicio en curso contra la República Argentina, por la expropiación de YPF, y la baja del precio internacional del petróleo.

La Fundación FIEL, que también elaboró una proyección anticipada del segundo trimestre, estima que en relación con el primer trimestre, este finalizaría con una contracción del 0,8%. De esta manera, desde FIEL, sostuvieron que “la sostenibilidad de la recuperación muestra un deterioro”, donde se advierten posibles dificultades para poder sostener el crecimiento observado inicialmente. El análisis evidencia que el efecto positivo de base de comparación estaría agotándose en varios sectores de la economía. A ello se le debe sumar que, las elevadas tasas de interés podrían tener un severo y adverso impacto sobre la demanda y el ritmo económico en los próximos meses.

Por su parte, la consultora Econviews, que elaboró un informe sectorial, llegó a la conclusión de que la economía argentina presenta “señales mixtas”, debido a que, por ejemplo, junio fue un mes positivo para la construcción y la intermediación financiera, aunque no así para los patentamientos de autos y motos, donde se presentó una caída del 6,9% mensual en la producción de automóviles. Ello se suma, por ejemplo, a las estimaciones realizadas por otra consultora, Qualy, quien estima que “la recuperación no es uniforme”, especialmente en los rubros vinculados al consumo masivo. De esta manera, industrias como la textil y la del calzado continúan, a día de hoy, afectadas por la retracción del poder de compra, a causa, precisamente, de que el poder adquisitivo de los consumidores no logra recomponerse tras la acelerada inflación, y la propia debilidad de la demanda interna. En este contexto de proyecciones y perspectivas internas, el Gobierno debe lograr, en los próximos días, la aprobación de la primera revisión del programa económico, por parte del Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario, si busca mantener cierta estabilidad en la economía argentina y en los mercados nacionales.
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