Desde el sector agrícola manifestaron preocupación e incertidumbre ante el panorama agroexportador, especialmente por las señales de que Argentina está perdiendo participación en el mercado internacional de la soja. La caída en la producción, los cambios en la política fiscal y la falta de incentivos al sector agrario configuran un escenario de alerta para uno de los pilares históricos del ingreso de divisas.

Según el consultor Javier Preciado Patiño, el país viene perdiendo participación frente a competidores como Estados Unidos y Brasil, que consolidan su presencia en el comercio internacional de harina de soja. Esta presión internacional se intensificó en los últimos años, desplazando a Argentina de posiciones clave en la cadena de valor.
En este contexto, Brasil ha comenzado a ampliar su capacidad de procesamiento y logística, y Estados Unidos comenzó a capitalizar su infraestructura y acuerdos comerciales. Sin embargo, Argentina enfrenta restricciones internas que, junto al encarecimiento de insumos y la volatilidad cambiaria, limitan su competitividad y afectan la planificación de los productores y exportadores.
El temor de las importaciones
No sólo el peso de nuevos productores de soja en el mercado internacional es lo que más preocupa a los protagonistas del agro argentino, sino también el aumento de las importaciones del sector. El ingreso de soja paraguaya alarma a los productores, ya que en junio pasado la Argentina importó 635.157 toneladas de poroto de soja, las cuales en su mayor parte provinieron de Paraguay y una porción minoritaria de Brasil.

Esta cifra es equivalente al 15,7% del volumen de soja procesado en el país en dicho mes. Por ende, implica que en los tres primeros meses del ciclo comercial 2024/25 la participación de la soja importada en la molienda argentina fue del 19,6% versus 19,0% en el mismo período del año pasado. “El ingreso de soja de países vecinos, junto con el aprovisionamiento interno de poroto, hace que la industria aceitera no tenga mayores urgencias por originar mercadería en la actual coyuntura”, resaltan desde el medio especializado Bichos de Campo.
Entre la competencia creciente y la pérdida de protagonismo
En este mismo contexto, la balanza comercial de los principales productos derivados del cultivo de la soja fue de 6843 millones de dólares en el primer semestre de 2025, una cifra 1001 millones inferior (-12,8%) a la registrada en el mismo período del año anterior. Según datos oficiales del Indec, las ventas al exterior del complejo sojero argentino totalizaron 8408 millones de dólares, con una baja del 12,4% en términos interanuales como resultado de una caída en las cantidades y precios.

Y es que, a pesar de su peso histórico en la economía nacional, el complejo sojero no recibe señales claras de reactivación por parte del Gobierno. Las medidas de ajuste fiscal y la ausencia de políticas sectoriales específicas generan incertidumbre en el campo, que ve con preocupación la pérdida de mercados y la caída en la producción.
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