Argentina podría tener una oportunidad clave en un sector inesperado para insertarse internacionalmente, aunque las regulaciones nacionales podrían ser un obstáculo a sortear. Se trata del sector tabacalero, donde el país es el octavo productor y séptimo exportador mundial.

La actividad primaria se concentra en siete provincias del norte, Jujuy, Salta, Misiones, Tucumán, Chaco, Corrientes y Catamarca, y su entramado industrial opera principalmente en la provincia de Buenos Aires. Con más de un millón de empleos directos e indirectos y más de 150.000 Pymes involucradas, el sector representa una cadena de valor crítica para diversas economías regionales.
Un sector con peso productivo: el caso de Italia
Marco Hannappel, Presidente de Philip Morris International (PMI) para Latinoamérica y Canadá, sostuvo en una reciente entrevista que la Argentina podría replicar el modelo de reconversión que tuvo lugar en Italia, donde la industria tabacalera se transformó tras una millonaria inversión. Desde la apertura de la planta de PMI en Crespellano (Bologna) en 2014 hasta la firma de acuerdos con sindicatos y actores agroindustriales, la estrategia libre de humo implicó un agregado económico de 10.000 millones de euros.

Destaca que hoy, productos como IQOS (que calientan el tabaco en vez de quemarlo) están disponibles en 95 países, con más de 38 millones de usuarios. El dato relevante es que en 89 de esos mercados, el tabaco utilizado es argentino.
Para el funcionario, Italia, al igual que otros países como Grecia, se convirtió en un líder en la transformación de la compañía hacia un futuro libre de humo. Hannappel considera que ese mismo modelo podría replicarse en la Argentina, donde toda la cadena de valor genera más de 1 millón de empleos directos e indirectos.
¿Posibilidades para la Argentina?
Según Hannappel, “Argentina tiene todo para convertirse en la nueva Italia”: capacidad industrial, capital humano y una tradición agroexportadora que se enlaza con esta nueva demanda global. Además, señala que no busca desregulación, sino que los productos libres de humo se encuadren bajo el mismo régimen impositivo que los cigarrillos convencionales.
Actualmente, PMI cuenta con dos plantas en Argentina: una de procesamiento de tabaco en Salta y otra de fabricación en Merlo. Ambas podrían reconvertirse si se modificara el marco regulatorio, hoy restrictivo para la venta de productos sin combustión.

La compañía estima que podría invertir más de 500 millones de dólares en esta transformación. Hannappel aseguró: “Estamos listos para invertir en la Argentina. Esta es una oportunidad única, que va más allá del gobierno de turno, y hoy depende de la regulación”.
Con más de 7 millones de adultos fumadores y un marco fiscal que grava fuertemente la venta de cigarrillos, el funcionario considera que el país tiene un mercado potencial para alternativas menos dañinas, avaladas por estudios científicos. El desafío recae en abrir el debate regulatorio y habilitar una reconversión productiva que podría redefinir el futuro del sector.
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