Rusia ha hecho públicas, a través de fuentes cercanas al Kremlin, las condiciones que considera indispensables para alcanzar un acuerdo de paz con Ucrania. Según información obtenida por Reuters, el presidente Vladímir Putin estaría dispuesto a avanzar en negociaciones si las potencias occidentales se comprometen por escrito a frenar la expansión de la OTAN hacia el este —lo que implicaría descartar formalmente la adhesión de Ucrania, Georgia, Moldavia y otras repúblicas exsoviéticas—, y si se levanta una parte sustancial de las sanciones económicas impuestas sobre Moscú.
Exigencias del Kremlin para una salida negociada
Tal como expuso Reuters, Putin pretende establecer las bases de un memorando conjunto con Ucrania para definir los términos de un alto el fuego y un eventual acuerdo de paz. En esa línea, además del freno a la ampliación de la Alianza Atlántica, el Kremlin reclama:
- La neutralidad formal de Ucrania.
- El levantamiento parcial de las sanciones occidentales.
- La resolución del estatus de los activos soberanos rusos congelados.
- Garantías de protección para la población rusoparlante dentro de Ucrania.

Estas condiciones fueron transmitidas tras una extensa conversación telefónica de más de dos horas entre Putin y el presidente de EE.UU., Donald Trump, quien en reiteradas ocasiones ha manifestado su intención de terminar con el conflicto armado más mortífero en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
La posición de Ucrania y Occidente
Desde Kiev, el gobierno de Volodímir Zelenski no ha emitido comentarios oficiales, aunque ha reiterado que no aceptará vetos externos a su aspiración de adhesión a la OTAN, formalizada incluso en una enmienda constitucional desde 2019. Para Ucrania, cualquier acuerdo de paz debe incluir garantías de seguridad sólidas por parte de Occidente para evitar futuras agresiones rusas.
Del lado de la OTAN, el mensaje es consistente: la política de “puertas abiertas” no está sujeta a negociación por presiones externas. Una portavoz de la Alianza no respondió a la consulta de Reuters, aunque tanto EE.UU. como la OTAN han rechazado en el pasado propuestas similares de Rusia.
Escenario militar y tensiones crecientes
Rusia controla actualmente cerca del 20% del territorio ucraniano y ha intensificado su ofensiva en el este del país en los últimos meses. Aunque el Kremlin afirma estar dispuesto a negociar, fuentes rusas señalan que, de no lograr avances diplomáticos, Putin buscará consolidar su posición territorial por medio de la fuerza militar.
“Putin está listo para hacer la paz, pero no a cualquier precio”, indicó una fuente con conocimiento directo del pensamiento estratégico del Kremlin. Otra fuente agregó que el presidente ruso ha endurecido su posición territorial, exigiendo control pleno sobre las regiones de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón, parcialmente ocupadas desde 2022.

Las tensiones aumentaron aún más la semana pasada cuando Moscú lanzó un ataque aéreo masivo contra Ucrania, acción que fue duramente criticada por Trump, quien acusó a Putin de estar “jugando con fuego” y amenazó con nuevas sanciones si persiste la escalada militar.
¿Un callejón sin salida diplomático?
A pesar de la supuesta voluntad negociadora, ni los movimientos del Kremlin ni la firmeza de Kiev y sus aliados permiten vislumbrar una resolución cercana. Mientras tanto, el conflicto continúa drenando recursos, generando altísimas tasas de bajas y debilitando a largo plazo las economías de ambos países.
Desde el inicio de la guerra en febrero de 2022, Rusia ha insistido en que uno de los “factores raíz” del conflicto es la expansión de la OTAN. Esta narrativa se remonta incluso a promesas verbales de no expansión supuestamente hechas por funcionarios estadounidenses en los años noventa, aunque nunca formalizadas, como recuerda el exdirector de la CIA, William Burns, en sus memorias.
El conflicto también ha transformado la geopolítica del continente: Finlandia se unió a la OTAN en 2023 y Suecia en 2024, precisamente como respuesta a la agresión rusa en Ucrania.
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