Innovative Space Carrier (ISC), startup de cohetes con sede en Tokio, anunció que probará un prototipo en Estados Unidos en diciembre utilizando un motor norteamericano.
El objetivo es lograr el primer lanzamiento comercial conjunto entre Estados Unidos y Japón y abordar la escasez de cohetes en el país asiático.
Respecto a esto último, cabe recordar que Japón carece de lanzadores competitivos en términos de costo. El gobierno japonés considera esto como un cuello de botella en sus esfuerzos por duplicar el tamaño de la industria espacial nacional a 8 billones de yenes (US$ 55.400 millones) para principios de la década de 2030.
ISC dijo que su lanzador reutilizable ASCA 1.0 realizará una prueba de vuelo y aterrizaje de 100 metros en Spaceport America, Nuevo México. Para la misión se utilizará un motor de cohete Hadley del fabricante estadounidense Ursa Major.
A partir de una altitud baja, ISC repetirá pruebas “similares a las de un entrenamiento ninja” hacia el objetivo de construir un vehículo de lanzamiento orbital para 2028 para atender a los fabricantes de satélites japoneses emergentes, dijo el director ejecutivo de ISC, Kojiro Hatada.
“La industria espacial de Japón necesita sus propios servicios de transporte espacial pero no hay necesidad de hacer todo nosotros mismos para lograrlo”, agregó.
ISC busca dar el salto
Fundada en 2022 por el exfuncionario del gobierno Hatada, ISC ha firmado asociaciones, entre ellas con la empresa británica de impresoras 3D WAAM3D, para acelerar el desarrollo del lanzador.
ISC ha asegurado los subsidios de desarrollo de cohetes del gobierno japonés junto con Space One y Toyota respaldados por Tecnologías Interestelares.
Su objetivo es reducir el costo por lanzamiento de un cohete, capaz de elevar un satélite de 100 kg al espacio, a 500 millones de yenes a largo plazo.
La empresa estadounidense Stratolaunch utilizó el motor Hadley de Ursa Major para pruebas de vehículos hipersónicos.
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