A pesar de las instancias de negociaciones promovidas por Donald Trump, y de los esfuerzos impulsados por la “coalición de los voluntarios” europea, los ucranianos creen que el conflicto con Rusia está lejos de terminar. Un pronto cese de hostilidades parece lejano para la mayoría de los habitantes de Ucrania, que han pasado un invierno más bajo embates rusos. Con la llegada inminente del verano en el hemisferio norte, crece la expectativa de una campaña militar por parte de Moscú, debilitando aún más el ánimo en Ucrania.
Rusia intentará escalar sus ofensivas para ganar ventaja en las negociaciones
De acuerdo a información proporcionada por el Real Instituto de Servicios Unidos para el Estudio de Defensa y Seguridad (RUSI), la ofensiva de verano rusa probablemente comenzará de forma gradual, con un aumento sostenido en la frecuencia e intensidad de los ataques a lo largo de un eje operacional ampliado. Hoy en día, ya hay indicios de que esta fase inicial ha comenzado. Moscú ha sugerido posibles amenazas sobre la ciudad de Járkov y ha estado probando las defensas ucranianas en las regiones de Sumy y Zaporiyia.

Las mencionadas acciones parecen tener el objetivo de mantener desplegadas a las fuerzas ucranianas lejos del Donbás o evitar nuevas incursiones en territorio ruso. Sin embargo, se espera que el esfuerzo principal de Moscú durante el verano vuelva a centrarse en las ciudades clave de Kostyantynivka y Pokrovsk, mientras sus tropas continúan operando bajo órdenes de completar la ocupación total de la región de Donetsk.
Innovación militar, el próximo paso del Kremlin en la ofensiva de verano
Junto con la intensificación de los esfuerzos por ganar terreno, Rusia también ha estado trabajando en el lanzamiento de innovaciones destinadas a debilitar las defensas ucranianas frente a drones. Kiev ha mejorado significativamente su capacidad para derribar drones de reconocimiento rusos mediante el uso de interceptores no tripulados, lo que deja a las unidades rusas sin visibilidad para guiar bombas planeadoras y misiles balísticos.
No obstante, estos interceptores ucranianos dependen de radares para su orientación, y motivo por el cual Moscú está llevando a cabo operaciones sistemáticas para localizar y destruir dichas estaciones de radar. Otra línea de acción clave consiste en atacar directamente a los pilotos ucranianos de vehículos aéreos no tripulados. Para este fin, las fuerzas rusas emplean técnicas de localización por dirección, inteligencia de señales y reconocimiento para identificar con precisión la ubicación de los operadores, a quienes luego atacan con drones guiados por cable y bombas planeadoras.
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