Estados Unidos y Arabia Saudita firmaron esta semana un acuerdo de asociación económica estratégica que contempla una amplia cooperación en sectores como defensa, tecnología, energía, minería y salud.
De acuerdo con el medio saudí Al-Hadath, el entendimiento incluye memorandos de cooperación que van desde los recursos naturales y la investigación médica hasta los sistemas energéticos y el desarrollo tecnológico.

El componente más significativo del acuerdo es el paquete de defensa, valorado en 142.000 millones de dólares, que ha sido calificado por medios internacionales como el “mayor acuerdo armamentístico de la historia”.
F-35 en la mira y mayor inversión del Golfo en EE.UU.
Entre los sistemas que integrarían el acuerdo figuran aviones de transporte militar C-130 y misiles aire-aire por un valor adicional de 3.500 millones de dólares.
La visita de Trump a Medio Oriente, que incluye escalas previstas en Catar y Emiratos Árabes Unidos, se enfoca principalmente en captar inversiones significativas de los países del Golfo en sectores estratégicos de la economía estadounidense.
Arabia Saudita ya había anunciado previamente su intención de invertir 600.000 millones de dólares en Estados Unidos en un período de cuatro años, no obstante, Trump expresó su expectativa de elevar esa cifra a 1 billón de dólares, con especial énfasis en infraestructura, industria pesada y defensa.
Un despliegue diplomático con eje económico
El viaje de Trump a Arabia Saudita, el primero de su segundo mandato, estuvo cargado de simbolismo y protocolo, donde el Air Force One fue escoltado por aviones de combate saudíes al ingresar en el espacio aéreo del reino, y el presidente fue recibido en la pista por el propio príncipe heredero, en una muestra de cercanía política y diplomática donde, tras el saludo oficial, ambas delegaciones iniciaron rondas de conversaciones centradas en cooperación económica y seguridad regional.
En esta ocasión, Trump busca fortalecer los lazos comerciales con los países del Golfo en un contexto global marcado por la reorganización de cadenas de suministro, la transición energética y la creciente competencia geopolítica con China.
El nuevo acuerdo entre Washington y Riad consolida una relación estratégica que combina intereses de defensa con el objetivo de captar capital saudita para revitalizar sectores clave de la economía estadounidense, en paralelo, le ofrece a Arabia Saudita acceso a capacidades militares avanzadas y una plataforma para profundizar su modernización económica bajo el paraguas del programa Visión 2030.
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